El Gobierno norteamericano ha firmado un contrato con la empresa Boeing para levantar un "muro virtual" en la frontera con México, en un nuevo intento de poner coto al instinto humano de alimentarse, mejorar y subsistir, instinto, por otra parte, genéticamente codificado.
Cuando aún no han acabado las obras del doble hormigonado de 1.000 kilómetros a lo largo de la línea territorial divisoria mexicana, ni han comenzado las de los 6.000 que separarán Estados Unidos de Canadá, la Casa Blanca, la casa más insegura del mundo habitada por las personas más inseguras del mundo, ha puesto proa a un nuevo megaproyecto: el SBInet, cuyo coste se estima en más de 2.500 millones de dólares.
En síntesis, con la puesta en práctica de este sistema, dotado de la más alta tecnología, se pretende localizar las entradas ilegales en el país, identificar qué o quién entra y por qué, y actuar en consecuencia. En teoría, el proyecto fue aprobado para controlar los flujos migratorios hacia territorio estadounidense y combatir a los traficantes.
El derribo del muro de Berlín no parece haber servido de mucho, al menos no para hacer reflexionar sobre la necesidad de aplicar políticas sociales en lugar de políticas coercitivas, más costosas y nada edificantes, porque desde el momento en que se crea un muro, también se crean escuelas para enseñar cómo sortearlos.
Claro que no todos los muros son iguales. Algunos no tienen ni forma física, sino más bien psíquica, aunque su función y sus fines sean los mismos. Dicho de otra forma, que si te cuelas por alguna rendija y consigues hacerles un corte de mangas a los vigilantes, no te creas a salvo. A partir de junio próximo, la Oficina de Ciudadanía y Servicios Migratorios de Estados Unidos aumentará en casi un 70% las tasas por naturalización y residencia en el país, lo que traducido en dinero contante y sonante supone unos 800 dólares per capita. Una familia de cuatro miembros tendría que pagar ¡¡¡3.200$!!! por obtener la naturalización y la residencia estadounidenses. Gran negocio para las mafias, me temo.
[Imagen tomada de www.Google.es]
Cuando aún no han acabado las obras del doble hormigonado de 1.000 kilómetros a lo largo de la línea territorial divisoria mexicana, ni han comenzado las de los 6.000 que separarán Estados Unidos de Canadá, la Casa Blanca, la casa más insegura del mundo habitada por las personas más inseguras del mundo, ha puesto proa a un nuevo megaproyecto: el SBInet, cuyo coste se estima en más de 2.500 millones de dólares.
En síntesis, con la puesta en práctica de este sistema, dotado de la más alta tecnología, se pretende localizar las entradas ilegales en el país, identificar qué o quién entra y por qué, y actuar en consecuencia. En teoría, el proyecto fue aprobado para controlar los flujos migratorios hacia territorio estadounidense y combatir a los traficantes.
El derribo del muro de Berlín no parece haber servido de mucho, al menos no para hacer reflexionar sobre la necesidad de aplicar políticas sociales en lugar de políticas coercitivas, más costosas y nada edificantes, porque desde el momento en que se crea un muro, también se crean escuelas para enseñar cómo sortearlos.
Claro que no todos los muros son iguales. Algunos no tienen ni forma física, sino más bien psíquica, aunque su función y sus fines sean los mismos. Dicho de otra forma, que si te cuelas por alguna rendija y consigues hacerles un corte de mangas a los vigilantes, no te creas a salvo. A partir de junio próximo, la Oficina de Ciudadanía y Servicios Migratorios de Estados Unidos aumentará en casi un 70% las tasas por naturalización y residencia en el país, lo que traducido en dinero contante y sonante supone unos 800 dólares per capita. Una familia de cuatro miembros tendría que pagar ¡¡¡3.200$!!! por obtener la naturalización y la residencia estadounidenses. Gran negocio para las mafias, me temo.
[Imagen tomada de www.Google.es]
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Da que pensar...
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¿Discriminará tan sofisticado "muro virtual" los inmigrantes de los coyotes y otras alimañas? En caso de que el sistema fracase, como a la larga fracasan todos los muros, ¿se aprobará un proyecto para descodificar genéticamente las ganas de comer?
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Da que pensar...
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¿Discriminará tan sofisticado "muro virtual" los inmigrantes de los coyotes y otras alimañas? En caso de que el sistema fracase, como a la larga fracasan todos los muros, ¿se aprobará un proyecto para descodificar genéticamente las ganas de comer?
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4 comentarios:
Guillermo, en Melilla hay otro muro. Conviene que no olvidemos ese detalle. Al margen de ese detalle, suscribo todo lo que dices.
Tienes razón, Félix, lo tuve en cuenta, como también el construido por Marruecos en el Sáhara para frenar las migraciones de saharauis y controlar el Polisario, e incluso el muro de Berlín. Finalmente, deseché esos casos para no extenderme y referirme únicamente a la noticia, que para mí tiene de peculiar el que no habiéndose terminado un muro de hormigón y, por lo tanto, desconociéndose su efectividad, se haya aprobado la construcción de otro mucho más sofisticado por su elevada tecnificación. Un tanto paranoico, ¿no crees? Valoro tu observación y de ahí mi detallada respuestao. Unha aperta.
El peor de todos es el muro que nuestra mente levanta ante lo desconocido. Esa es la auténtica frontera, la del cómodo ciudadano de primera que se permite cuestionar cómo es posible que alguien se deje la vida en el mar o se desangre en una alambrada.
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