jueves, 17 de abril de 2008

Ellos también contagian, pero no tanto

Desde que se acabaron las últimas elecciones han bajado los zumbidos acusadores contra los inmigrantes. Una de dos: o los han beatificado o los zumbadores han dejado de cobrar.
Una de las cantinelas más insistentes de estos últimos era que, amén de todos los males económicos, sociales, culturales, etc. que su presencia aportaba al país, también nos llenaban los hospitales de pacientes con enfermedades impropias de estas latitudes y ya erradicadas.
No soy quien para afirmar que eso sea falso, pero siempre es preferible la ponderación a la exageración, la cautela al desvarío sistemático. Por eso son especialmente importantes opiniones de profesionales como Maite Aranzábal, de la Asociación Española de Pediatría, y Jesús García, jefe de la Unidad de Pediatría Social del Hospital Niño Jesús de Madrid, quienes afirman que enfermedades como el sarampión, el tifus o el paludismo las traen “turistas y cooperantes españoles que viajan sin profilaxis”. Señalan, además, que los niños inmigrantes “no contagian más enfermedades que los españoles, sino todo lo contrario”, requieren “las mismas atenciones”, aunque más tiempo de consulta por cuestiones culturales e idiomáticas.
Ni entro ni salgo en tan delicada cuestión porque no soy médico y me faltan conocimientos suficientes para opinar al respecto, cosa que deberían tener también en cuenta quienes propagan falsedades sobre personas y colectivos socialmente vulnerables, que también contagian, aunque parece que no tanto como se pretende hacer creer.

3 comentarios:

matrioska_verde dijo...

a veces se trata de buscar cohartadas que ratifiquen la manera de pensar... sin conocimientos suficientes, claro...

la ignorancia es muy atrevida.

bicos,
Aldabra

cristobal ramirez dijo...

No es que los medios de comunicación mangoneen, para nada. Cada uno de ellos es la expresión de tendencias en una sociedad plurarl como ésta, y bienvenidas sean. Pero lo cierto es que está por hacer (o por divulgar) un estudio económico serio de cuánto nos cuestan y cuánto aportan los emigrantes. Y hay que hacerlo, porque, además de personas con derechos y deberes, están aquí como fuerza económica.

Anónimo dijo...
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