El objetivo de los mensajes comerciales es hoy más que nunca el corazón. Ya lo dijo Iberia en un anuncio navideño.
Las campañas publicitarias han dado un giro lingüístico sin precedentes para captar la sensibilidad del receptor, apelar a sus emociones y lograr unos fines no sólo comerciales, cosa comprensible, sino también subliminales, de ahí que se transmita la idea de que el que contamina no es realmente el contaminador. Por eso un anuncio de Repsol, que utilizo sólo como ejemplo ilustrativo, termina con la siguiente frase: "Si hemos inventado todo eso, ¿cómo no vamos a ser capaces de proteger lo que más nos importa?".
El lenguaje utilizado en estos y otros muchos ejemplos, con sus campos semánticos asociados a conceptos nobles como "amor", "vida", "solidaridad", "ecología", "respeto", "familia", "futuro", "bienestar", "tolerancia", "humanismo", etc. etc., adquiere un sesgo perverso de efectos adormecedores. Si no imaginamos un zorro cuidando gallinas, ¿cómo entender que una petrolera, una minera o una maderera pueden garantizar el medio ambiente planetario? No hablo de intenciones, sino de lenguaje, de palabras utilizadas con fines muy concretos que, sin embargo, no fueron creadas para esos fines. Con razón se dice en un anuncio de Endesa: "Vamos a tener que reinventarlo todo para cambiar el mundo".
Las palabras, sin embargo, no bastan por sí solas para completar el mensaje, de ahí que se elijan también cuidadosamente la música y las voces en off, con las que se implementan los efectos emotivos. ¿Cómo no confiar en quien nos cuenta las cosas con semejante dulzura, si además lo hace con acordes de fondo tan arrebatadores e intensos como los empleados por la industria del cine para llegar a los sentimientos más profundos?
Y, finalmente, para completar el escenario, los personajes. ¿Hay algo más enternecedor y conmovedor que la inocencia infantil? He aquí otro buen ejemplo, digno de lección filosófica.
Hoy más que nunca, la clave de los buenos vendedores está en saber manejar las emociones de los potenciales clientes. Y lo hacen muy bien. A mí me gusta.
Foto: Muestra de publicidad subliminal para promocionar un producto de limpieza
9 comentarios:
Ante estas estrategias, lo mejor es hacerle caso a Homero, cuya sabiduría ya es popular, y taparse los oídos cuando lleguen los cantos de sirenas. saludos.
Guillermo, estupendo post que comparto al 110%.
Boas!. E non te fixaches que "Ibertrola" pinta de verde o seu logotipo?. Tamén cambiraron os preçintos de plomo por uns de plástico da mesma cor verde.
Menos mal que temos medios pra descubrir os seus engados.
Deica logho!
Estupendo texto. Y gran verdad lo de las voces en off. De hecho, muchas agencias publicitarias no sólo ya contratan a actores para aparecer en los anuncios, sino también para utilizar sus voces: Fernán Gómez en un anuncio futbolero-cervecero, Eduard Fernández en uno de coches, Leonor Watling para una compañía energética... Desde luego, con esa voz, yo también enciendo la luz...
Creo que en este punto la interacción entre la política y la publicidad ha llegado a la perfección: el vaciado de las palabras, la privación de su sentido, la banalización, su conversión en eslóganes que, según el axioma de Goebbels, aunque sean mentiras, se conviertan en grandes verdades por repetición. De hecho, desde que Thatcher siguiera el modelo norteamericano e hiciera creer a los británicos que en política las ideologías ya no pintaban nada y que lo que había que elegir eran buenos "gestores", las campañas políticas ya no dependen de argumentos o idearios políticos, sino que están diseñadas por la misma agencia que ayer creó una campaña para las rebajas de ciertos grandes almacenes y mañana rodarán spots de detergente, coches, o la nueva película de Santiago Segura, y por tanto usan argumentos meramente publicitarios, mientras que los mensajes "políticamente ilusionantes o reflexivos" han pasado de la política a la publicidad.
En fin, perdón por la extensión, pero es un tema apasionante.
Saludos.
Jolín, Escalones ya ha dicho todo lo que quería decir pero mucho mejor.
Yo creo que por muy bella que sea la publicidad si rascas un poco sale la porquería, al menos en los ejemplos de Endesa y otras tantas.
Si me gustan algunos anuncios publicitarios es porque me gusta el cine, la imagen, la música.
Pero luego...
Y al niño filosófico lo sigo viendo pelin repelente. Pero eso sí, el anuncio es buenísimo.
¿Has probado ya lo que vende?
Este es un tema apasionante, que me crea algún conflicto. Algo así como sí pero no.
Kisses,
Se me había olvidado una cosa. Hace días que llevo un cabreo monumental con un anuncio de Campofrío en el que se ridiculiza al máximo a los vegetarianos. Tanto en la estética de la familia como en la estupidez que padecen por ser vegetarianos y lo mucho que sufren por ello. Como vegetariana que soy me molesta, pero te aseguro que si no lo fuera me seguiría molestando semejante gilipollez de anuncio.
Esto es lo contrario a los vídeos que has subido, es justo lo contrario. La susodicha empresa vende falta de respeto y prejuicios.
Te he añadido al post del blog porque me parece muy interesante como estas tratando el tema.
Besos
Gran post.
A mí no deja de parecerme triste y preocupante que palabras como las que mencionas, que tienen (o al menos deberían tener) un profundo significado que todos deberíamos recordar acaben reducidas a algo tan banal como una frase bonita con la que vender... como muy bien dice Escalones (totalmente de acuerdo con él), es una cosa muy "política".
El anuncio que dices de Repsol, por cierto, es otro que personalmente no aguanto, junto con el de Endesa. Demasiada hipocresía.
1 Beso.
Rosa.
A mí, que me gusta especialmente el uso que se hace del lenguaje, este me parece un tema apasionante del que se podrían escribir montones de posts, ensayos, tratados, etcétera, etcétera. Algunas cosas parecen obvias, sabidas, pero si se escarba un poco aprecia uno tal perversión en el uso y manipulación de recursos que realmente puede uno convencerse de que cualquier medio justifica cualquier fin. Y en base a eso, cualquier cosa que se escriba o se diga para arrojar luz, crítica o no, sobre ese proceder no me parece tanta obviedad.
Saludos y gracias por vuestros comentarios, en este caso especialmente agudos. Un abrazo colectivo.
Muy bueno el análisis que haces, la verdad es que todo cambia y rápido en función de los intereses del que paga.
Por desgracia hay que reconer que los creativos de las agencias saben mucho de cocina, y siempre saben como darle la vuelta a la tortilla.
Saludos.
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