lunes, 28 de julio de 2008

Viajeros en su despacho

Hasta ahora creía que los libros de viajes se escribían sobre el terreno o, al menos, después de haberlo pisado. Digo hasta ahora porque Enrique Vila-Matas acaba de apearme de la burra, según cuenta en la entrevista que Peio H. Riaño le hizo para Público, de donde resumo:

¿Ha vivido alguna otra circunstancia en la que la ficción y la realidad se le presentasen como la misma cosa?

En ocasiones he escrito el viaje antes de hacerlo, y luego se publicaban. Al no tener ordenador portátil he escrito el viaje antes de ir a Cartagena de Indias o a Mallorca. Una vez escrito y entregado, antes de que se publicara, en el sitio al que viajaba y del que escribía, hacía lo que tenía que hacer para que todo sucediese tal y como lo había escrito. En principio, lo hago por necesidad, por los tiempos de entrega. Pero también lo hago para desmitificar la idea de contar lo que ocurre en el viaje, porque los viajes los he vivido como algo muy personal, pero a la hora de escribirlos, los he contado desde este escritorio.

No sé cómo se puede escribir un libro sobre un lugar sin haber estado en él para impregnarse de sus esencias, colores, emociones, olores, sensaciones, ruidos y silencios, aventuras y desventuras, y, mediante el oficio de componer imágenes con la palabra, ser capaz de transmitirlo para deleite, u horror, del receptor. Para mí eso es escribir un "libro de viajes". Lo otro, lo que al parecer ha dicho Vila-Matas, es inventarse un "libro de viajes", como el periodista que se inventa hazañas bélicas sin haber sido testigo de ellas.
Hay en ambos casos, a mi entender, un fraude moral y profesional, quizá asumido multilateralmente, como se desprende de la respuesta, pero fraude al fin y al cabo.
Ignoro lo que quiere decir Vila con "desmitificar la idea de contar lo que ocurre en el viaje", pero es que precisamente lo interesante de esa clase de experiencias es la mitificación, la fantasía que el autor es capaz de crear en la mente del lector. De otro modo, los libros de viajes, con su dosis de ficción, no tienen sentido. Son meras guías turísticas firmadas por un autor de renombre. Y para eso, basta con seguir otras guías. Desde el despacho.

Imagen: Viñeta de Vila-Matas realizada por Martin Elfman

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Por esa misma regla de tres, ¿por qué no escribir críticas literarias no ya antes de que aparezca la novela sino antes incluso de que sea escrita? ¿Qué tal si comentamos ya la próxima entrega de Indiana Jones?

El mercado editorial hace ya mucho tiempo que está también absolutamente contaminado. Al menos, esta gente tiene la decencia, dentro de su cara dura, de decirlo. Ya sabemos a quién no leer.

Waiting for Godot dijo...

Es muy fuerte lo que ha dicho, digo, si reseñara sobre otra cosa, pues okay, pero sobre viajes? Es muy fuerte. Con respecto a otras cosas que no ves y describes bien en una novela,ejemplo, pues allí si lo veo válido, es tu imaginación la que predomina en ese momento, no reseñas viajes, escribes una novela. Un beso.

Guillermo Pardo dijo...

Un compañero me comentaba ayer, después de escrito el post, que Vila-Matas solía "ser así", que a veces dice las cosas de una manera "excesivamente franca", pero no "realmente cierta". Tanto eufemismo resulta mareante, pero a mí me sigue llamando poderosamente la atención que un escritor de su renombre reconozca que escribe libros de viajes sin viajar.
Saludos. Gracias por vuestras aportaciones.

entrenomadas dijo...

No sé, conociendo a Vilas-Mata se me hace raro, en serio.
Es un escritor buenísimo y muy agradable, pero a veces dice cosas "chocantes", me temo que esta es una de ellas.
De verdad que no creo que sea cierto, no puede ser tan impresentable, o sí, ya no sé qué pensar.

Estaría bien que se aclarase un poco.

entrenomadas dijo...

Ay, que se me olvida el saludo,

Kisses,

M

Guillermo Pardo dijo...

Siempre nos quedará la duda, pero puede que sea cierto debido a las exigencias editoriales. Yo, desde luego, no pienso leerme un libro de viajes escrito por él.
Kisses.