La capacidad del ser humano para hacer daño no conoce límites, y tampoco la de asombro parece tenerlos por mucho que digamos que ya nada nos sorprende.
A mí me ha sorprendido, y todavía no acabo de creérmela, esta noticia que nos habla de un individuo que supuestamente mató 400 vacas después de consumar el acto sexual con ellas. Al parecer es una persona trastornada, tiene que serlo, por los abusos sexuales de que dice haber sido víctima cuando era niño.
¿Qué desconocidos mecanismos operan en nuestro interior que nos permiten cometer semejantes barbaridades? ¿Por qué mató a los animales después del coito? ¿Es que acaso alguien que repite tantas veces acto tan atroz no tiene siquiera un instante de lucidez que le permita ser consciente de su delito al menos durante un segundo y le mueva a arrepentimiento?
El crimen es terrible, pero sólo pensar que sus víctimas pudieron haber sido mujeres pone los pelos de punta.
7 comentarios:
Tremendo. Vaya nochecita llevo.
Y quién dice que no hubo mujeres? Tantos casos de violaciones donde no se encuentran los culpables...
Qué tristeza.
dios santo qué aberración
Aventuras como la de Getulino Ferreira circulan en el boca a boca de nuestros pueblos, él desde luego ha batido el record.
Me recordó la de aquel otro que en pleno encuentro amoros con una gallina, le aplastó una roca.
Riesgos del oficio.
Saludos.
Mejor vuelvo a meter la cabeza en al agua y no la saco de allí. Menudo susto me doy leyendo cosas así.
De verdad, me ha dado un escalofrío leyendo esto que ni los cuarenta grados me lo quita.
Agggggggggggg,
Me
eso se llama ser fiel, quiero decir, que no probara ningún otro animal...
bromas de lado, un loco sin más que le dio por hacer eso como le podría haber dado por zumbarse a tortugas o decapitar perros.
Creo que esto sólo es una minúscula parte de las muchas barbaridades que se cometen (o cometemos, aunque no sean de este calibre). Saludos. Gracias por vuestras aportaciones.
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