miércoles, 20 de julio de 2011

Camps se va: ¡ya era hora!

Francisco Camps acaba de anunciar que presenta su dimisión como presidente de la Generalitat valenciana. Iba siendo hora.

Yo acababa de escribir lo que sigue sobre su vergonzosa actitud y la de sus compañeros de filas, que para mí, moral y políticamente, sigue teniendo vigencia, pese a la forzada dimisión de Camps.
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Lo de Camps es una vergüenza nacional

El asunto de la trama Gürtel ha pasado de la náusea a la vergüenza en vista de las componendas que se están urdiendo para evitar que Camps sea juzgado.
Ahora, y tras haber admitido que pudo recibir los trajes (eso sí, pero como presidente del PP, oiga) de una banda de mangantes que se embolsó siete millones de euros de la Generalitat de Valencia a través de la empresa Orange Market, el todavía president le garantiza a Rajoy que pagará una multa de 49.000 euros para evitar el banquillo y el desgaste que el juicio le puede causar al PP durante la próxima campaña electoral. No sólo es vergonzosa la maniobra, sino que Rajoy, aspirante a presidir el Gobierno de España, la dé por buena.
El que Camps esté "dispuesto a pagar" una multilla y, consecuentemente, a aceptar su responsabilidad en la trama, no confirma si no que ha venido mintiendo con reiteración desde que se destapó la alcantarilla, pues hasta la fecha siempre había afirmado que los trajes se los paga de su bolsillo, él, un modesto diputado que declara tener 4.000 euros en el banco y un coche de 1.300. Yo, que soy un asalariado por cuenta ajena, ¡tengo y declaro más que él! Vergonzoso lo mires por donde lo mires, ¿o no?
Pero tanto o más vergonzoso es que sus compañeros de filas -esos rajois, barberás, arenas, cospedales, santamarías, trillos, aznares o aguirres que un día sí y otro también exigen a sus rivales políticos la honestidad, la veracidad, la limpieza, la transparencia y las dimisiones que para sí mismos y los de su cuadrilla no quieren- se declaren admiradores y devotos del presidente valenciano (¿no sería mejor de-votos?) y pongan la mano en el fuego "convencidos" de la "honradez" de Camps, a cuya presunción de inocencia recurren machaconamente cuando un político ¡no debería ser presunto nunca!, y cuando esa presunción se la niegan a imputados y a simples sospechosos militantes en otros partidos.
Pero si todo eso es bochornoso y vergonzoso, el que la Justicia se apreste, ¡por muy legal que sea, coño!, a evitar que un alto mandatario del Estado se siente en el banquillo de los acusados para demostrar su inocencia -y de paso evitar un mal trago al próximo partido del Gobierno- es doloroso, frustrante y descorazonador para quienes creemos que hay que ser inflexibles en la persecución del delito y que la política debe ser espejo de los valores de un país democrático.
En todo caso, la nauseabunda trama Gürtel y el vergonzoso caso Camps demuestran hoy más que nunca la necesidad de poner en práctica, ¡¡¡inexcusablemente y cuanto antes!!!, la primera propuesta de Democracia Real Ya.

5 comentarios:

José Luis dijo...

Aunque estoy de acuerdo con lo que cuentas, creo que debías haber esperado diez minutos antes de publicar este artículo, más que nada porque ahora no se sostiene.

Saludos

Anónimo dijo...

Gracias, José Luis. Un abrazo.

Guillermo Pardo dijo...

El "anónimo soy yo", claro. ¡Hay qué ver!

Francisco O. Campillo dijo...

¡¡¡ Excelente post !!!
Lo firmaría gustoso, porque pone negro sobre blanco ciertas cositas que debieran hacernos reflexionar.
No todo vale, no todo sirve.
Independientemente de lo que digan algunas urnas, que por cierto, están para otras cosas. No confundamos el culo con las cuatro témporas.
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Por cierto, he llorado desconsoladamente ante el sacrifício mayúsculo que ha protagonizado don Francisco Camps. Es mi ídolo.

Guillermo Pardo dijo...

Muchos hemos llorado contigo, otros lo han celebrado con champán, otra parte habla de confabulación roja... Hay para todos los gustos. No deja indiferente a nadie. Saludos.