Empezamos, para ubicarnos, con Félix Soria, que escribe: "En la década de 1980, Baudrillard fue el primero en advertir sin anestesias morales que las interpretaciones subjetivas o interesadas de la realidad se estaban desarrollando con tan alto grado de perfección que los ciudadanos de Occidente _máxime los de EEUU_ empezaban a confundir felicidad con hedonismo, salud con imagen juvenil y, en el colmo del divorcio entre lo cierto y lo disimulado, ya había quienes otorgaban más valor a la copia que al original".
Continuamos, para aplicación de lo anterior, con Manuel Campo Vidal, que escribe en La Voz de Galicia: "En realidad, la manifestación de ayer en Pamplona no se debía al riesgo de que los aberzales se queden con el histórico reino, sino por lo ajustado que tiene Miguel Sanz el resultado, según las encuestas. Lo más importante no es el número de asistentes, sino el aislamiento de Miguel Sanz que consagra el empeño del PP".
Y terminamos, para mayor énfasis baudrillardiano, con Arturo Pérez-Reverte en XL Semanal: "Conclusión: seguimos sin aprender, sobre siniestros marítimos, una puñetera mierda. Ni siguiera lo elemental; que no es el alcalde o el ecologista de turno quien debe explicar en la tele lo que ocurre, sino que son Marina Mercante y Salvamento Marítimo y, sobre todo un ministro de Fomento informado y responsable _ni aquel nefasto Álvarez Cascos de antaño ni la malencarada y desagradable Magdalena Álvarez de ahora_ quienes tienen la obligación de dar la cara, en vez de torear a la gente según la música electoral del momento".
Sin comentarios.
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