Dice el protagonista de esta entrevista publicada hoy en La Voz de Galicia, que lo más duro para quienes atienden a los inmigrantes que llegan en cayucos y pateras es enfrentar la mirada de desesperación de esas personas.
No lo sé porque no me he visto nunca en tal trance, pero imagino que cuando el entrevistado elige tan rotunda expresión es porque se le han marcado a fuego en el cerebro las decenas o quizá centenares de esas otras miradas (tan distintas seguramente de la suya, por eso le impactan) que ha tenido que afrontar.
¿Cómo le harían sentir esas otras miradas? ¿Culpable? ¿Avegonzado? ¿Generoso? ¿Piadoso? Dice este hombre que las miradas son de desesperación, pero ¿cómo miran? ¿De frente? ¿De soslayo? ¿Con impotencia o inferioridad? ¿Suplicantes?
Tampoco lo sé porque para saberlo tendría que sentirlo a pie de playa. Sólo puedo tratar de imaginarlo poniéndome en su piel, pensando en que sólo por capricho del azar vivo en el otro lado del oceáno y que la vida ha sido tan generosa conmigo como cicatera con ellos.
__________________________________________________
Da que pensar...
----------------------
Hay un discurso xenófobo-racista que sostiene que los inmigrantes vienen a Europa a perjudicar y a hacer daño. Me pregunto si tendrían mirada de desesperación si así fuese.
__________________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario