Para resumirlo, extracto los siguientes puntos:
. El análisis se centra en el periodo 2000-2006, aunque con datos de años anteriores para valorar la evolución. Esos datos dicen que más del 85% de la inmigración está concentrada en el grupo de e edad de entre 16 y 64 años.
. En 2006 residían en España 4,6 millones de extranjeros. Cerca de 2,9 millones eran ocupados de
. Los ocupados aumentaron en ese período un 323% (un valor absoluto de 2,2 millones, sobre de 0,6 millones en 2000). Esta tasa es la más elevada de las consideradas y expresa los objetivos de la inmigración: su incorporación al mercado de trabajo. En cambio, el total de inactivos y parados de todas las edades ha aumentado muy por debajo de aquéllos (166%).
. La menor proporción de individuos fuera de la ocupación que define el colectivo inmigrante aparece en los dos grupos de edad extremos. En los más jóvenes, se sitúan cerca de la mitad del peso de los nacidos en España (16,4% frente al 8,4%), al igual que en el colectivo de los mayores de 64 años, donde las diferencias se hacen aún más grandes (17,8% frente al 5,3%).
. Esta estructura tiene por resultado unas tasas de dependencia de los inmigrantes mucho más bajas que las de los nativos. La tasa agregada (suma de inactivos y parados de todas las edades respecto al total de ocupados) se sitúa, en 2006, en 1,35 entre los nacidos en España, frente a un valor más de dos veces inferior en el caso de los inmigrantes (0,61 inactivos y parados por ocupado).
. Considerando de manera agregada la población nativa y la inmigrante, ambas con el grueso de sus miembros en las edades activas centrales, la tasa de dependencia ha acentuado su caída en España pasando de 2,16 dependientes por ocupado a 1,24.
El tema da para mucho y se podrían hacer múltiples comentarios sobre cualquiera de los aspectos reflejados en el informe. Sin embargo, las cifras hablan por sí solas y se expresan mejor que yo. Pero cuidado, siempre habrá alguien que diga que Caixa Catalunya no es una entidad seria y que la difusión de esos datos obedece a oscuros intereses. ¿Tendrá Zapatero la culpa?
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