Los símbolos de los pueblos suelen sensibilizar a mucha gente, en algunos casos más que el amor o la mirada de un niño, pues hay quien mata niños blandiendo banderas.
Tales formas identitarias son usadas frecuentemente para dividir y no faltan quienes se apropian de ellas bajo el argumento de que las valoran, aprecian o quieren más, sin reparar en que, como todo símbolo, son arbitrarias. De hecho, como sabemos, muchos de los colores y formas de las banderas actuales no son originales, como tampoco lo son las músicas y letras de los himnos que algunos defienden como si de su vida se tratase, hasta sacrificarla.
Son arbitrarias, decía, porque no hay nada en ellas que, forzosamente, las identifique y relacione. Lo mismo ocurre con el nombre de las cosas. Por ejemplo: ¿qué relación objetiva existe entre la palabra "árbol" y la imagen mental de un árbol? Del mismo modo, ¿por qué los colores de cualquier bandera tienen que ser esos y no otros? Sencillamente, porque alguien lo decidió en un momento de incidencia política o histórica.
Sin ánimo de molestar ni de ofender, idénticas deducciones me valen para los símbolos nacionales españoles, gallegos, catalanes o andaluces, andalusíes, incluso, si se quiere.
No hay que olvidar que existe una teoría según la cual el himno de España tendría más raíces árabes que europeas. Es cuestión de aceptarla o no, como cualquier otra.
[La imagen corresponde a un partido de la selección española de fútbol]
El himno árabe al que Rajoy quiere poner letra
Audio de "Nuba Al-Istihal", de Ibn Báya
Historia de la Marcha Real
2 comentarios:
Algunos se avergüenzan de los orígenes árabes y judíos de los españoles. Una brillante cultura andalusí forma parte del sustrato de nuestro folklore. El zejel, la métrica que nos legaron los caravaneros árabes que componían sus versos a lomo de dromedario, forma parte del caminar de sus animales y de nuestro acervo cultural español. La rababa, un instrumento musical que también nos legaron. ¿Por qué no la Marcha Real?
¿Por qué no? De todos modos, no deja de ser una teoría, que ya me parece bueno porque ella impide que demos por buena otra que quizá no sea correcta. En cualquier caso, quienes desprecian sus orígenes están muy lejos de saber, siquiera, quiénes son.
Por cierto, pulsando sobre tu nombre no puedo acceder a tu bitácora, que me gustaría conocer. Bienvenido y saludos.
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