martes, 12 de junio de 2007

Infancia, PIB de mercaderes

Muchas veces me he preguntado qué podemos hacer realmente los adultos por la infancia, pero leyendo algunas noticias uno se queda con la impresión de que algunos adultos le han dado la vuelta a la tortilla y aspiran a que la infancia haga algo por ellos.
La Asociación Española de Pedriatría dice en un estudio que los niños han desbancado ya a las mujeres como reclamo publicitario, lo que me parece un despropósito descorazonador por lo que implica de pérdida de inocencia para las víctimas del consumo compulsivo y de tajada para los insaciables escualos buscadores de nuevas fuentes de alimentación, cada vez más tiernas. Primero han sido las mujeres (y siguen siéndolo) el reclamo publicitario perfecto, ahora son los niños... ¿y mañana?
El estudio señala que los menores "se han convertido en un importante factor de valor añadido para enriquecer simbólicamente los productos anunciados, y que con su aparición se busca crear una corriente de simpatía hacia el producto anunciado, teniendo en cuenta las diversas connotaciones idealizadoras y positivas que el mundo de la infancia tiene para el adulto". Pero eso no es todo, pues los pediatras ven que la publicidad infantil "adquiere unas particularidades diferenciales con respecto a la del adulto, ya que el niño, debido a su especial psicología en los primeros años, acepta como ciertos todos los mensajes independientemente de su origen, contenido o intencionalidad". ¿No es esta una forma de aborregamiento, de criminal y destructivo comecocos con personas cuya ocupación principal debería ser la escuela, la escuela crítica por más señas?
Pero si eso os parece poco, atención a lo siguiente: "También se ha visto que en los anuncios publicitarios existe discriminación de género (sic), ya que en el discurso publicitario el niño es casi siempre protagonista, activo, rebelde y violento mostrando valentía, destreza, ingenio e imaginación. Por el contrario, en los anuncios las niñas suelen aparecer como secundarias, pasivas, obedientes y abnegadas, con plena identificación con los aspectos más tradicionales de la mujer". ¿Os dais cuenta de donde procede parte de la formación de los futuros maltratadores?
A mí esto me resulta francamente indignante y ejemplo claro de lo que importan los niños. Porque si esto no se puede regular, controlar o evitar, no veo cómo se podrá controlar esta otra sangrante herida que infecta a las sociedades tolerantes con el comercio infantil, hipócritamente fundamental para el producto interior del bolsillo (PIB) de los mercades.

2 comentarios:

Fran Invernoz dijo...

Los mercaderes buscan nuevas opciones para enriquecer aún más, con su ambición desmedida, su fortuna. Es lamentable que ahora se aprovechen de la inocencia ingenua de los niños.

Guillermo Pardo dijo...

Se aprovechan de ellos porque son las víctimas más vulnerables, Martín. Y porque la cobardía de quienes comercian con ellos no corre peligro. Saludos.