Hay un tiempo en que el río de la vida es interior, se canaliza en silencioso movimiento a través de impolutas arterias.
En ese tiempo, la belleza, la lozanía, la juventud, la fuerza son vigorosos aliados y enérgicos revulsivos contra la fatalidad que todos llevamos codificada en algún profundo lugar.
Hay otro tiempo, ese que nadie quiere conocer, en que las arterias son ya como trazos hidrográficos dibujados sobre un mapa facial que bien podría escalarse.
La huella del tiempo y sus efectos son perennes.
No hay antídoto contra su corrosión. Ni siquiera el más fuerte de los antídotos, el amor, puede vencerla.
Sólo dignificarla.
Foto: Caroline Halley
10 comentarios:
En esta imagen la huella del tiempo es el mapa del mundo. Yo no cambiaría nada de ese rostro, nada.
Ni del texto, of course.ç
Sws
Xa é hora de dignificar á xente maior. Non todo é o físico. O contrario sería moi moi moi triste. Boa reflexión Guillermo suscribo o comentario de ENTRENOMADAS. Saúdos para Zaragoza.
Sáudos amigos
Carpe Diem
Tiempo y dignidad van de la mano llenándose mutuamente de sentido.
Un abrzo.
Es imposible huir de los estragos que causa el paso del tiempo aunque haya quien apueste por cambiar su apariencia.
Pobre Sharon que piensa que los demás nos chupamos el dedo.
Saludos.
Ahora, la cultura de usar y tirar, la cultura de la imagen me parece muy acertado estas palabras, y esa imagen.
La dignidad del paso del tiempo, de afrontarlo y lucirlo. Dónde queda esa dignidad en nuestra sociedades supuestamente avanzadas...?
Un abrazo Guillermo.
La imagen refleja perfectamente lo que quieres decir. Y lo que dices coincide con la realidad. Saludos Guillermo
Este rostro tiene canales y hasta cañones y precipicios. Tiene senderos de décadas y grietas de lustros. Sea como sea prefiero esta cara que esas máscaras hechas a base de liftings y botox.
Precioso final de texto: no puede vencerla pero si dignificarla... y que verdad tan grande.
bicos,
Aldabra
El tiempo da para mucho filosofar y para poco vivir. Ojalá lo viviésemos tan intensamente como deseamos. Lo malo es que no depende sólo de nosotros.
Gracias por vuestros interesantes comentarios, algunos muy reflexivos.
Bienvenida Aldabra. Saludos.
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