Son ya alrededor de cuarenta los países en que las dificultades para comer han provocado protestas de la población que, desesperada, recurre a lo más insólito para calmar el gusano que llevamos en el estómago.
Las rebeliones de los menos favorecidos se han producido, de momento, en ámbitos urbanos y no han sido seguidas aún ni por los campesinos ni por las clases medias, pero los expertos estiman que eso ocurrirá en el caso de que los precios continúen su escalada, curiosamente en una situación paradójica como que 2007 fue el año de mayor producción agroalimentaria mundial.
La carencia de alimentos y la tendencia alcista de las tarifas se han recrudecido este año y no hay expectativas de que disminuyan en los próximos, lo que acarreará nuevos amotinamientos, migraciones masivas y enfermedades derivadas de la malnutrición en países para los que la comida representa el 75% de los ingresos familiares, frente al 15% de los estados ricos. Para hacerse una idea de la gravedad baste decir que en esos países los productos lácteos han subido en torno al 80% desde marzo de 2007, la soja un 85% y el trigo un 130% en tres años.
Varios son los factores que se consideran desencadenantes de esta catástrofe sin precedentes y que se estima afecta a cerca de mil millones de personas en todo el mundo, según informes de
El primero se vincula con la subida del nivel de vida en países como China, India y Brasil, en los que se consume más carne de ganado que, a su vez, hay que alimentar con cereales. Esas nuevas clases medias comen también más veces a la semana cerdo y pollo, cuya base nutricional es la soja y el maíz. Además, parte importante de la producción mundial de caña de azúcar, remolacha o girasol se dedica a la fabricación de biocombustibles para contrarrestar la dependencia del petróleo, lo que motiva que se desvíen a este fin recursos (tierras, agua, cultivos…) antes destinados a satisfacer la alimentación humana.
Este proceso va en aumento, puesto que
Por otra parte, las reservas alimentarias mundiales que permitían aliviar las crisis cíclicas han desaparecido prácticamente en la última década, se han acentuado las consecuencias del cambio climático y los elevados precios del petróleo encarecen también los transportes y, en consecuencia, los alimentos. Por añadidura, los fondos de inversiones, escarmentados por las hipotecas basura, apuestan por valores refugio como el trigo, el arroz o la colza, que almacenan y con cuyo precio especulan en función de las demandas mundiales.
[Resumen de un trabajo publicado ayer, domingo, por el autor en el suplemento Mercados de La Voz de Galicia]
Imagen difundida como ejemplo de elaboración de galletas de lodo en los barrios marginales de Haití
4 comentarios:
No se si has visto hoy la viñeta de el Roto en el País. Creo que podría servir para ilustrar perfectamente tus dos últimas y estupendas entradas.
Un abrzo
Y luego, por aquí, hay quien se queja de la crisis mientras se toma un plato de langostinos... Ironías de la vida esta...
Coincido con jluis, las dos últimas entradas son estupendas y después de leerla ésta última creo que no hacen falta palabras, está todo dicho.
He visto la viñeta de El Roto, me gusta, pero suele dejarme indiferente, quizá por la inexpresividad de sus personajes.
Gracias a todos. Abrazos.
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