Para Paula, que nació en 1970, que no ha conocido la infancia ametrallada por el odio, las escuelas convertidas en cárceles, las flores a María, el miedo, que no ha llevado nunca el sol de la tarde en aquellas velitas de cera.
Pocas veces he leído dedicatoria tan hermosa. Esta figura en el anteprólogo de un libro y la traigo a colación por ese motivo, por su significado, porque es la antítesis de la ideología que representa el dibujo de El Cubri que he tomado de El País y, sobre todo, porque introduce la Historia de la Literatura Fascista Española, del profesor Julio Rodríguez Puértolas, que Akal, después de largo silencio, ha reeditado en edición de bolsillo.
La primera edición, de 1986, causó gran revuelo. No era para menos, pues si se dice de alguien que quizá fue su pasión por la poesía lo que le llevó a asaltar y saquear, recién conquistado Madrid, la casa de Juan Ramón Jiménez _como el profesor Puértolas dice que hicieron Félix Ros, Carlos Martínez-Barbeito y Carlos Sentís (p.665)_ es para subirse por las paredes. Pero eso es historia, historia documentada de España y toca asumirla.
Rodríguez Puértolas cuenta en dos volúmenes quién era quién en el staff literario del régimen de Franco, sus orígenes, qué hicieron para llegar tan alto (o tan bajo, según se mire), sus responsabilidades políticas y sociales, sus traiciones y sus pasiones, sus debilidades.
No es una obra biográfica, es historia de la literatura en la que se habla de personajes como Agustín de Foxá, Rafael Sánchez Mazas, Eugenio Montes, Adriano del Valle, Eugenio d'Ors, Dionisio Ridruejo, Gonzalo Torrente Ballester, Antonio Tovar, Luis Rosales, Pedro Laín Entralgo, Luis Felipe Vivanco y muchísimos otros que de una manera u otra apoyaron el franquismo y se sirvieron de él.
La primera edición está agotada desde hace tiempo. Sólo en las librerías de viejo es posible encontrar algún tomo, raramente el primero y más frecuentemente el segundo, menos enjundioso por tratarse de una antología de textos de autores fascistas desde finales de los años veinte hasta la transición a la democracia.
¿Eran en verdad narradores, poetas, dramaturgos, pensadores o ideólogos los sirvientes de ese régimen? La respuesta la ofrece el propio Rodríguez Puértolas en el siguiente párrafo:
"La verdad es que, con notorias excepciones, quienes en julio de 1936 iniciaron el asalto a la República y entraron a saco al propio tiempo en la literatura y en la razón eran escritores de casino provinciano, señoritos católicos y falangistas incapaces de crear una gran literatura fascista y reaccionaria; envidiosos de los intelectuales y artistas republicanos se lanzaron a la liquidación y al exterminio de la auténtica literatura y de los auténticos escritores. Todo lo cual habían conseguido en abril de 1939. Durante largos años, los cretinos de Flaubert, los de Bouvard et Pécouchet, esos boticarios de una aldea nada global que vemos también en el "Poema de un día" de Antonio Machado, se instalaron en la fortaleza asaltada y comenzaron a escribir para lo que muchos de ellos era un nuevo milenio. Hoy, convenientemente reciclados, europeizados y monárquicamente democratizados, los que todavía quedan, y sus herederos, se han transformado en tertulianos de radio y televisión, en frívolos cronistas de la actualidad cultural que cometen un error factual tras otro, en críticos que no han escrito un solo libro de crítica pero sí alguno de memorias tan desmemorizadas como insultantes, en teóricos sin teoría, en historiadores que no recuerdan correctamente la Historia o la tergiversan, en catedráticos de Literatura que de un catálogo de novelistas publicado por una delegación provincial del falangista SEU en 1945 han hecho un sostén para toda la vida, en editores de textos clásicos que censuran estudios que no consideran ideológicamente correctos...
Todas estas gentes, más las que pertenecen a lo que alguien ha llamado el fascismo residual, y también quienes desde elegantes posiciones estéticas descubren a estas alturas las bellezas estilísticas de Agustín de Foxá, por ejemplo, han reaccionado y siguen reaccionando _no sin cierta violencia en más de un caso_ contra trabajos de reconstrucción histórica como el presente. Y lo seguirán haciendo, con toda probabilidad. Pues lo que une a todos ellos son, recordando Cien años de soledad, "las evasiones de la memoria".
De modo que, como ocurre en Macondo antes de su apocalíptica volatización, la realidad negada es ya la realidad. Así lo ha dicho José Vidal-Beneyto, por ejemplo: La democracia que nos gobierna ha sido edificada sobre la losa que sepulta nuestra memoria colectiva".
Libros como este sirven para evitar que la memoria se evada y se volatilice y para que permanezca no sólo la histórica, sino también la memoria literaria.
10 comentarios:
Debe ser excelente la crónica, no tanto la selección de textos, como bien dices Guillermo. Me gustaría leerlo. Aquí en Cádiz tenemos el paradigmático caso de José María Pemán, que todavía permanece en los altares del "establishment" social (que no cultural) de la ciudad y la provincia, aunque leer su obra, lo que se dice, la verdad me parece que no la lee nadie; una mala posteridad, vaya. saludos.
hola tu pagina esta barbara me encantaria poder hacer un intercambio de links contigo, mi pagina es http://donchicas.blogspot.com/ y mi email es marzcamposa@gmail.com si te queda mas comodo escribeme en los comentarios de mi pagina y enseguida coloco el enlace, saludos.
Un "post" para enmarcar y un libro para satisfacer tu insaciable y positiva curiosidad. Enhorabuena dos veces.
Un abrazo.
Excelente post, lo enlazo desde CAMINANDO y buscaré el libro.
P.S. Dionisio Ridruejo fue falangista de primera hora y, a su regreso de la campaña de Rusia, dedicó todas sus fuerzas y sus energías a luchar contra el franquismo y la dictadura desde el interior de aquella triste España. Su papel y su fortaleza cívica han sido reconocidos por todos los demócratas. Murió pocos meses antes Franco. La vida le jugó esa última mala pasada.
Guillermo, como casi sempre, déixasme sen adxectivos para calificar os teus posts. Deste, outro tanto. Chapeau!!. Da gusto lerte.
Un saúdo, amigo
Carpe Dime
Un libro interesantísimo.
Una noble labor sería publicar otro compendio de los colegios afines y en especial aquellos en los curas imponían su particular doctrina vara en mano.
Saludos.
"La democracia que nos gobierna ha sido edificada sobre la losa que sepulta nuestra memoria colectiva".
Soberbio!!!
Me lo quedo,
kisses,
M
Santi: Pemán es uno de los muchos que figuran en esa larga nómina. Te enganchará el trabajo del profesor Puértolas.
Francisco: De Ridruejo se ha escrito mucho y en este libro se habla de él y de lo que hizo. Como los demás, forma parte de la historia.
La lectura de este intenso trabajo documental es muy interesante y recomendable. Así que poneros manos a la obra antes de que empiece el nuevo curso.
Gracias a todos.
No falta algún Nobel en esa lista?
Abrazo
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