"Ha barrido y fregado. Este último mes le llevé un camping gas y una tetera y, con esa elegancia y educación naturales que no ha recibido en ningún colegio de pago, ya que no ha ido nunca a ninguno, les ha hecho y ofrecido té a todos".
Este párrafo corresponde a un post reciente en el que Historias de África nos cuenta una amable y corta parte de la historia de Sidia Konteh, un gambiano musulmán llegado en cayuco y que ahora atiende a peregrinos cristianos en el albergue de Castro Urdiales.
Sidia tiene esa elegancia innata con que la naturaleza dota a los africanos sin necesidad de que vayan a la escuela. Quizá incluso por eso...
4 comentarios:
Los modales se aprenden en la escuela, pero la elegancia es otra cosa.La elegancia viene de dentro y va hacia fuera. Y sí, yo también constato que lo que dices es cierto.
Ahora me paso por el blog a leer más cosas.
Un kiss,
M
Muchas gracias, Guillermo, por hacerte eco de nuestras pequeñas historias. Yo te leo en silencio, con tu blog se aprende.
Si Guillermo... quizá por eso.
Un abrozte
Gracias, Elena. De mucho de lo que tú escribes me nutro yo. Un abrazo.
Gracias a todos. Saludos y abrazos.
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