El mundo se prepara para dar carpetazo a la era Bush y para abrir la puerta a los aires de renovación y regeneración que supuestamente trae Obama en su retórica mochila.
Después de leer lo que he leído sobre el nuevo presidente norteamericano y su línea de trabajo, después de leer y escuchar opiniones de todo tipo sobre lo que va a hacer y lo que no podrá hacer, después de ver y percibir la expectación que despierta su toma de posesión y su mandato, es deseable que Obama no sea otro bluf a los que nos tiene acostumbrados la política.
Porque, o mucho me equivoco, o el 44 presidente de los Estados Unidos es considerado por muchos un redentor, el héroe que va camino de convertirse en dios para redimirnos. Si eso es así, cabe preguntarse: ¿necesitamos un redentor?, ¿qué sacrificios tendrá que hacer para demostrarlo?, ¿cuáles tendremos que hacer nosotros?, ¿los aceptaremos y aceptaremos, dado el caso, ser incluso sacrificados?, ¿cómo es posible que después de lo que nos ha enseñado la historia, gran parte de la humanidad confíe su destino al error o al acierto de un hombre?, ¿cómo es posible que después de todos los desengaños vividos el mundo no sea capaz de gobernarse sin tutela?
Creo, en líneas generales, que muchas personas esperan milagros de Obama, al que ven como salvador de una situación que se ha ido deteriorando porque, en buena medida, no hemos sabido afrontarla con la responsabilidad y el sentido común que como individuos nos corresponde.
No hay que olvidar que Bush fue elegido para un segundo mandato cuando ya se sabía quién es y hacia dónde conduciría su forma de gobernar. No hay que olvidar que mientras las vacas engordaban contribuimos a exprimirlas hasta los límites actuales echando mano de todos los recursos a nuestro alcance.
No, no somos responsables últimos ni formalmente directos de las guerras, ni de las hipotecas basura, ni de la burbuja inmobiliaria, ni del cambio climático, ni del hambre o la pobreza, de la tortura o las estafas multimillonarias, pero somos responsables de no ser capaces de controlar nuestra vanidad, nuestras ansias de posesión, nuestro consumo sin límites, de vivir con exceso en la banalidad de lo superfluo. No, no es necesario arrojarse en brazos de doctrinas estoicas para vivir con dignidad, basta con tener la cabeza en su sitio. Las orejas del lobo son grandes. Por eso, millones de personas esperan que Obama haga nuestro trabajo y asuma también nuestra responsabilidad como ciudadanos del mundo. Así no vamos a ninguna parte que no sea directo a nuestra propia ruina como civilización.
Obama es tan mortal como cualquiera. Lo bueno de su llegada al trono es el destronamiento de Bush, aunque no se sabe si también de lo que representa. Lo peor es que si lo consideramos un redentor, es que somos conscientes de que necesitamos ser redimidos. Y no es bueno creer en milagros: le alejan a uno de su conciencia cívica.
Imagen: Multitudinario mitin de Obama en San Luis, el 12 de octubre de 2008 / Jae C. Hong. AP Photo /The Big Picture / The Boston Globe
La Huella Digital: Bye, bye, Bush
Testigo accidental: Obama no chana
Im-Pulso: Un canto a la esperanza. ¡Poco más!
Radio Cable: Los retos de Obama según la blogosfera
6 comentarios:
No pienso que Obama sea un redentor. Sí me parece que su trayectoria y el trabajo político que ha hecho hasta ahora es excepcional por novedoso.
No me gusta hacer futuribles, y creo que los periodistas no deberían contribuir a ello: tenemos que hablar de hechos probados y no de expectativas.
Respecto al papel que nos corresponde a cada uno, estoy totalmente de acuerdo contigo. saludos.
Yo soy de los que esperan que Obama traiga aires nuevos. Aunque evite manifestarme sobre este tema durante la campaña para no influir en la opinión pública estadounidense ;-)
Ahora bien, si a estas alturas de la película necesitamos un redentor... mal vamos.
Un abrazo solidario.
No sé mucho de política, lo justito para andar por casa pero visto desde mi perspectiva el fenómeno Obama significa que las personas, en general, necesitamos un "pastor", alguien que nos guíe y que nos conduzca, tal vez reminiscencias de nuestros tiempos pasados en los que todo estaba tutelado y controlado. La libertad está ahí, a nuestro alcance, pero no tenemos las costumbre de cogerla con las manos y utilizarla por nosotros mismos.
Creo que sí, que Obama es como un nuevo Mesías, un profeta de libro, alguien en quien creer y que, como muy bien explicas, va a solucionar nuestros problemas, los que no queremos solucionar cada uno de nosotros. Hablar es tan facil... y hacer tan difícil.
Como no sé de política, no puedo decir si Obama será bueno, mejor o lo mismo de siempre, pero mi fe, la mía particular, que tan bien has definido en tu texto anterior, quiere creer que sí, que traerá cambios buenos.
Sigo creyendo en las personas, si no qué nos queda. Tengo un amigo que dice que lo mejor que le podía pasar a nuestro mundo es que desapareciera por completo y volver a empezar... una nueva era.
En fin, disculpa si dije muchas tonterías. Ya sabes, la ignorancia es atrevida.
Biquiños.
"¿necesitamos un redentor?, ¿qué sacrificios tendrá que hacer para demostrarlo?, ¿cuáles tendremos que hacer nosotros?, ¿los aceptaremos y aceptaremos, dado el caso, ser incluso sacrificados?, ¿cómo es posible que después de lo que nos ha enseñado la historia, gran parte de la humanidad confíe su destino al error o al acierto de un hombre?, ¿cómo es posible que después de todos los desengaños vividos el mundo no sea capaz de gobernarse sin tutela?"
Ojalá nos hiciéramos estas preguntas más a menudo.
Lamentablemente creo que a los norteamericanos les gusta tanto de redentores como los donuts y las pizzas.
Yo sigo perpleja por el seguimiento informativo que aquí le damos. Me refiero a la tele donde tienen preparado un dispositivo para ver el acto desde tu casa. Algo que yo no recordaba hubiera sucedido antes. Podremos ver cómo suda o tose, Obama y sentiremos como un norteamericano más la suerte que tenemos por tenerle.
Un delirio absoluto.
Guillermo, me ha gustado mucho este artículo del que me quedo con algunas lineas para el archivo.
Un beso
M
Guillermo, yo creo que con que no repita los errores y horrores de Bush, ya podemos darnos por contentos. Y que devuelva un poco de ilusión a la gente, tampoco está mal en estos tiempos de agoreros, ¿no? Milagros, no habrá, claro. Pero no es un mal comienzo librarse de George W.
Un abrazo,
Luís
Por lo que sabemos, y ya conocemos, no parece que Obama vaya a cometer algunos de los errores más garrafales de Bush. De hecho, se presentó a las elecciones encarnando una imagen completamente distinta. Yo también soy de los que cree que traerán aires nuevos y el hecho de su elección, la elección de un negro para gobernar un país con sobrados y conocidos referentes racistas, ilustra que los propios estadounidenses buscan nuevos horizontes. Otra cosa es que lo logre o que le dejen.
Aldabra: Las opiniones no son tonterías cuando proceden de la razón, como las tuyas. Pueden ser más o menos acertadas, pero son igual de útiles.
Saludos y gracias por vuestras aportaciones. Abrazos.
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