miércoles, 21 de enero de 2009

Y Obama caldeó el ambiente...

Cuando Ronald Reagan tomó posesión como presidente de los Estados Unidos, el frío congelaba Washington a veinte grados bajo cero. El nuevo inquilino de la Casa Blanca tuvo, entonces, que prestar juramento dentro del Capitolio.
Con Kennedy, el clima fue más benévolo: sólo siete bajo cero. El antiguo senador por Massachussets, haciendo gala de su jovialidad y resolución, se quitó el abrigo para pronunciar su discurso... aunque bajo la camisa llevaba una camiseta térmica.
No se sabe si Obama la llevaba o no cuando ayer juró su cargo. Lo que se sabe es que millones de personas soportaron temperaturas de diez bajo cero para escucharlo.
Obama se encargó de caldear aquel gélido ambiente con un discurso no para la galería, sino para la mayoría que lo eligió, que lo premió con aclamaciones, en contraste con el no menos gélido silencio con que recibió al denostado George W. Bush. He aquí una primera y significativa imagen para la historia.
El discurso del primer presidente negro de los Estados Unidos se construyó en plural. Esto es importante para entender el sentido de sus palabras.
Barack Obama no ha iniciado este viaje solo. No quiere hacerlo solo. Es la cabeza visible de un pueblo que lo señaló para que lo gobierne en una etapa especialmente complicada, y a ese pueblo se dirigió y apeló reiteradamente, mediante el reiterado uso del pronombre "nosotros", para, "juntos", hacer frente "a la tarea que tenemos por delante". Su alocución no fue la de un líder que exhorta al mundo a seguirle, sino la de un hombre cuyo padre no podría haber trabajado, por negro, ni en un restaurante hasta hace menos de sesenta años. Millones de norteamericanos recuerdan muy bien ese pasado reciente. Obama hablaba, pues, para su gente. Recurría a la memoria. El otro discurso, el de la política exterior, vendrá a partir de ahora.
No se dirigía al mundo cuando invitaba a recuperar los "valores verdaderos", sino a sus compatriotas para que retornen a "esas verdades" frente a la "falsa opción entre nuestra seguridad y nuestros ideales".
Muchos estadounidenses no saben dónde queda España, pero saben quiénes fueron los fundadores de su país. Por eso Obama eligió a George Washington para culminar su empático discurso: "Que se diga al mundo del futuro... que en la profundidad del invierno [...] la ciudad y el país, acechados por un peligro común, salieron a enfrentarlo". Fue una llamada a la épica nacional. ¿Cómo se puede levantar el orgullo de un pueblo si no es mediante el recurso al patriotismo? ¿Hay algún pueblo más patriota que el estadounidense?
Obama llamó a hacer frente al invierno de la crisis económica, a la pérdida de confianza, a los "graves y numerosos" desafíos que tiene su país. No utilizó para ello la artificiosidad del adjetivo, sino la contundencia del sustantivo. Hacerlo al revés hubiera trufado de metáforas su discurso y vaciado de contenido sus palabras.
No excluyó a nadie, de ahí sus referencias a la multiculturalidad, sin eufemismos: "Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes y de no creyentes". En ese trabajo "común" de "recomenzar la tarea de reconstruir el país" lo que se requiere de "nosotros ahora es una nueva era de responsabilidad, un reconocimiento por parte de cada estadounidense de que tenemos deberes para con nosotros mismos".
No conozco a nadie que prorrumpa en aplausos cuando le llaman a trabajar. La gente debe percibir que algo va muy mal cuando aclama al jefe en el momento en que éste le pinta un panorama tan sombrío. Obama les dijo que está dispuesto a plantar cara a la gelidez económica, y ellos plantaron cara a la gelidez climática para escucharle. Pese a los diez grados bajo cero. Otra imagen para la historia.
¿Alguien recuerda un discurso de nuestros políticos en que se haya apelado tan directamente a la conciencia y a la responsabilidad cívicas? ¿Cómo podemos comparar nuestro sentido de la democracia, del deber o del patriotismo con el de los estadounidenses?
Sólo en ese contexto se pueden entender las palabras de Obama y el recibimiento que tuvieron entre los suyos.

Foto: Stan Honda/AFP/The Big Picture/The Boston Globe

Radiocable: Internet opina sobre el discurso de Obama


Fe de erratas: En la traducción del discurso de Obama al español se atribuye a George Washington una cita que, en realidad, corresponde al revolucionario norteamericano Thomas Paine, según relata Pablo González en La Voz de Galicia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que ponerse, como tú muy bien haces, en la piel de los estadounidenses para entender el discurso de ayer. Frente a quienes lo han tachado de "simple", cabe preguntarles si es que esperaban un discurso de corte troskista. Obama ni siquiera es lo que en Europa entendemos por un presidente "socialista", aún con toda la degeneración real que esta palabra arrastra.

Con todo, la imagen que más me gustó de ayer fue la del helicóptero que se llevaba a la familia Bush a su maldito rancho. Sentí un gran alivio.

matrioska_verde dijo...

He leído ahora el discurso. Patriótico 100%. Seguro que si fuera amerciana hubiera llorado. Es un discurso lleno de bonitas palabras y bonitas aspiraciones. Ahora hay que ver qué parte se cumple y qué parte se queda en el camino. Me ha gustado que recuerde a los países pobres, a los más desprotegidos. Ojalá las naciones poderas se unan y esos países dejen de ser nuestra vergüenza, la del primer mundo.

Suerte para Obama, tiene un arduo trabajo por delante.

bicos,

Guillermo Pardo dijo...

Muchas personas esperaban un discurso más incisivo, de condena incluso, aunque hubo algún que otro tirón de orejas para Bush. Pero no era momento para eso, sino para aglutinar fuerzas, atraer voluntades. Fue un discurso institucional plagados de referencias emotivas y emocionales.
Saludos y gracias por vuestras opiniones.