Las personas no solemos ser conscientes de que somos demasiado soberbios y orgullosos como para darnos cuenta de nuestra vulnerabilidad, de que, en el fondo, la vida no es más que un vivir y un morir repetitivo, un círculo de fuego que, silenciosamente, se nos va apagando con la imperceptibilidad del pestañeo.
Enfermedades como el alzhéimer son un triste recordatorio de la finitud humana. Y de que, en efecto, tarde o temprano acabamos volviendo al infantil origen del que procedemos. Sin duda, una amarga lección.
Vía: Trafegando ronseis
4 comentarios:
Creo que, junto el cáncer, son las peores formas de decadencia de la vida..
Un saludo
No lo había pensado, pero puede que tengas razón. Cuantos más nos libremos de ellos, mejor. Saludos.
Un vídeo justo. El alzheimer, por lo que conozco, no afecta a las emociones y sentimientos de quienes lo padecen. saludos.
Conviví con una tía de mi madre enferema de Alhzeimer durante un año y es una enferemedad terrible. Si le ves la cara de cerca todavía da más miedo.
bicos,
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