Las experiencias personales de los inmigrantes son un pozo de lecciones vitales. Puras metáforas de principio a fin que ejemplifican y personifican la capacidad de adaptación del ser humano al entorno, casi siempre circunstancial.
Y si la experiencia conlleva una exigencia deportiva, la metáfora, como el esfuerzo, es doble, pues ya no sólo es necesario competir para vivir, sino también competir para ganar y así subsistir.
El caso del marroquí Akka Essaadaqui es un buen ejemplo de pura metáfora vital.
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