La Semana Santa es época de fervores y de hervores. Al señor que tomó decisiones como si aquí no hubiese pasado nada cuando hundieron el Prestige le van los dos.
Desde aquella catástrofe que asoló la costa, este miembro de la cofradía de los Genoveses ha aprendido mucho de términos marítimos, tanto que ya habla de "mareas" para referirse a simples plataformas orquestadas por su propio entorno. Claro que, dicho así por él, uno se lo imagina rodeado de suplicantes cofrades que, cargando en procesión con el santo cristo del Prestige, le imploran: "¡Ay, Paco, hermoso, / vuelve para salvarnos, / haznos sentir tu abrazo de oso!".
Sí, Paco, sí. Vuelve. Te echamos de menos. España, y Asturias patria querida, ya no son lo mismo sin ti. Somos legión los que sufrimos tu ausencia, oleadas los que padecemos tu desdén, marejadas los que añoramos tu indiferencia...
La Semana Santa es época de fervores. Tú, Paco, ves mareas humanas que claman por tu regreso triunfal. Yo, arrodillado sobre un cilicio de gominola, veo a Nuestra Señora del Buen Chocolate. Cosa de hervores.
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