Las colas del Inem están llenas de experiencias, las mismas que los demandantes de empleo exigen a las nuevas peonadas. Puro contrasentido, producto de la ceguera y la sordera causadas por el brillo y el tintineo del vil metal.
Esas colas están llenas de personas que evitaron quiebras, ruinas, huelgas; de gente que ayudó a levantar ánimos, emporios e imperios, y, por el mismo precio, a cincelar soberbias ahora más proclives a firmar cartas de despido que a dar palmaditas en la espalda en agradecimiento por los servicios prestados.
No hay mayor patrimonio de la humanidad que el que guarda cola a las puertas del Inem.
No hay patrimonio más despreciado, ni mayor desprecio que pretender arrebatar la dignidad enviando al paro a quienes se dejaron la piel pensando que la empresa también era patrimonio propio.
¡Qué gran error!
3 comentarios:
¡Que dos grandes verdades apuntas!
Lo digo por, primero, lo de las personas que ahora hacen cola para cobrar el subsidio y que evitaron quiebras y levantaron empresas en vano...
Y segundo, por lo de aquellos que creyeron que la empresa también era, siquera un poquito y siquiera moralmente, de ellos, que trabajaban entusiasmados para salir adelante con "su" empresa...
¡Cuanto podríamos decir de esto!, ¿verdad?...
¡Cuantos aprovechados "arruinaempresas" hay en las empresas!, que en algunos casos y para colmo son premiados por los propios empresarios, que en demasiadas ocasiones se dejan engatusar --a veces hasta les gusta--, o sencillamente son confiados o prefieren cerrar los ojos.
Un abrazo.
Joer, qué bueno, Guillermo.
Me lo quedo y espero que no te importe que lo suba a facebook.
A mi muro citando tu blog.
En fin... Es tan duro.
Kisses,
É certo. E o peor é cando os que nutren esas colas perden a confianza en si mesmos e na súa capacidade, cando se resignan e se abandonan, cando deixan de verse útiles a unha sociedade que en realidade lles fallou.
Publicar un comentario