Castelao sintetizó quizá como nadie en una de sus célebres sentencias la humillación a la que los poderosos someten a los sumisos, que, lejos de rebelarse, aceptan con virtuoso estoicismo lo que es ignominioso esclavismo.
Aquel gallego sobre el que orinaron los congéneres de los que hoy rocían su copiosa lluvia dorada sobre nosotros murió en el exilio, irrefrenable destino para quienes, víctimas de la codicia, somos engañados con sutil elegancia y evidente descaro para que paguemos sin rechistar.
2 comentarios:
Aquel gallego sobre el que orinaron los congéneres de los que hoy rocían su copiosa lluvia dorada sobre nosotros murió en el exilio.
Excelente!
Te has levantado generosa, dear. K.
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