miércoles, 31 de enero de 2007

Ángeles sin custodia


No sé que puede motivar a los adultos a abandonar a los niños, sean o no sus hijos. Se me ocurren muchas causas, aunque seguramente muchas menos de las que mi conciencia y mi condición privilegiada me permiten.
Supongo que detrás de todas ellas hay fundamentalmente una: desesperación. Quiero pensar que eso es lo que hay detrás del caso del niño ciego y sordo abandonado a su suerte en Melilla. No se me ocurre otra razón. Melilla es España, administrativamente hablando; pero, ¿lo es sociológicamente? Plantear preguntas como esta sería muy fácil si no cayésemos en el más absurdo de los simplismos. Ángeles sin custodia pueden aparecer en cualquier rincón, incluso en la escalera de mi casa. Sirva como ejemplo esta noticia fechada en Alicante, un buen contrapunto de que en cualquier ojo puede entrar, en cualquier momento, la más dolorosa de las pajas.
Son sólo dos casos de los millones que acontecen en el mundo. África, por ejemplo, ha sido y es el paradigma de la miseria, de la explotación humana, la cueva de los negreros. Una cueva con muchas tragaderas.
La Naturaleza no debería permitir que los niños viniesen al mundo sin seguro a todo riesgo.
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Da que pensar...
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La irracionalidad adulta es a menudo el resultado de las frustraciones infantiles. Mihaly Csikszentmihalyi
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Hay que estar muy desesperado para cometer semejante desatino, aunque supongo que también es cuestión de necesidad. Habrá incluso lugares en que ese proceder se ha convertido, tristemente,en forma de vida.
Saludos
Javier