jueves, 1 de febrero de 2007

Más claro,difícil


Las leyes rigen la conducta de los individuos en cualquier sociedad libre. La de todos los individuos, que deben someterse a ella para reclamar, también en correspondencia, su amparo.
A los jueces, como a cualquier otro colectivo ciudadano, les asisten los mismos derechos y tienen razón al exigir que se respete su independencia. En un estado democrático no hay, sin embargo, ley de mayor rango que aquella que se han dado los propios ciudadanos, que en el caso de España es la Constitución de 1978. En eso estamos, creo, todos de acuerdo.
El problema surge cuando alguien, individual o colectivamente, se siente amenazado y exige el cese de las acciones que, supuestamente, le perjudican. Es legítimo, evidentemente. Por eso el Consejo General del Poder Judicial ha pedido al Gobierno vasco, cuyo presidente está judicialmente imputado por sus reuniones con miembros de la ilegalizada Batasuna, que deje de hostigar a los jueces para que puedan ejercer su cometido con libertad. Pero como dice Xosé Luis Barreiro Rivas en La Voz de Galicia, la libertad es un derecho constitucionalmente reconocido... para todos. Más claro, difícil.
El lehendakari vasco y el máximo órgano de representación de los jueces se acogen al mismo concepto de libertad, pero ambos se pisan la misma manguera.
Deberían quedar en el casco viejo de Bilbao para tomarse unos txikitos con txangurro.
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Da que pensar...
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El liberalismo se alimenta de abstracciones, puesto que cree posible la libertad sin individuos libres. Henri Frédéric Amiel
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1 comentario:

Astrolabio-jsa dijo...

La justicia suele ser presionada para torcer sus fallos, pero su grandeza está en preservarse incólume. Saludo.