Si contraer el sida por cualquiera de las vías posibles es per se un pasaporte a la muerte, contagiarse con la sangre materna es como no nacer. El último informe de Unicef sobre la incidencia de la enfermedad en los niños es estremecedor: la principal causa de infección entre menores de 15 años es la transmisión madre-hijo.
El informe, elaborado en 70 países subdesarrollados y en vías de desarrollo, señala que en algunos países de África ha aumentado el número de mujeres portadoras del virus. En Namibia, por ejemplo, el incremento fue del 6 al 29% entre el 2004 y el 2005.
Las cifras son apabullantes. Nos dejan sin palabras, pero también la impotencia nos hace enmudecer y apretar los puños. ¿Cómo se sentirán esas madres sabiendo que van a dar a luz un cadáver? Quizá se sientan aliviadas, quizá ya ni siquiera sientan.
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Da que pensar...
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África, de donde procedemos mientras no se demuestre lo contrario, ¿no debería ser la maternidad del mundo envejecido?
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