viernes, 9 de febrero de 2007
Buen negocio: dinero a "coste cero"
El dinero de la inmigración, como todo dinero, es un bocado apetitoso para todos, incluso para el que lo tiene. Porque quiere más.
Las economías de los países en desarrollo dependen, en buena medida, de las remesas que envían sus emigrantes, como en el caso de Bolivia, por citar un ejemplo, cuyo PIB del 2005 debe un 5,6% a los fondos que le llegaron de España procedentes de los ahorros de sus trabajadores.
El envío de ese contingente económico supone un pingüe beneficio para las remesadoras, titulares o no del servicio, en el sentido de que algunos bancos no efectúan el proceso directamente, sino a través de terceros, lo que lo encarece.
Gobierno, bancos y cajas de ahorros suscribieron en enero pasado un "acuerdo de intenciones" para "promover un mayor impacto de las remesas en la financiación al desarrollo". No se especifican cifras referidas a ingresos, gastos, costes, inversiones, etc. Únicamente intenciones, y no es poco teniendo en cuenta que hasta el momento no hay estudios sobre los operadores de remesas, ni un conocimiento razonable del dinero enviado, ni una regulación que controle y frene los abusos comisionistas, también ectétera. Por eso digo que el "acuerdo de intenciones" no es poco, aunque no colme.
En vista de ello, algunos ya se ha puesto en marcha y abren camino agresivamente desde el punto de vista comercial. Está bien, pero uno no puede dejar de rascarse la oreja cuando lee eso de "coste cero" y descubre que para acogerse al servicio tiene que tener nómina domiciliada, ingresar fondos con regularidad o pagar hipoteca... en la entidad bancaria promotora. Entonces, se me ocurre que ya no es "coste cero" porque se está obligado a asumir condiciones de las que es posible se detraigan gastos de envío. Entonces se me ocurre que no es justo porque quien no las reúna tendrá que pagar por remesar. Entonces se me ocurre que no es justo porque muchos inmigrantes ni tienen nómina, ni pueden ingresar dinero con regularidad ni, evidentemente, acceder a hipotecas.
Entonces se me ocurre que hoy, como ayer, nadie regala nada... y menos los bancos. Con todos los respetos.
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Da que pensar...
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España recibía de Latinoamérica, en el año 1900, remesas a un precio medio del 0,5%
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