
Ocurrió en su reciente estancia en Turquía, donde visitó una mezquita, en cuya entrada tuvo que descalzarse, cosa que no tendría que hacer si se hubiese conformado con acercarse a algún garito y tomarse un delicioso té turco. Pero el señor Wolfowitz es de ideas fijas y pensó que si viajaba a Constantinopla no podía regresar sin pisar suelo sagrado. De modo que llegó a la mezquita y se descalzó. Y se desató el guirigay: los calcetines del también ex secretario de Defensa norteamericano tenían sendas aberturas en cada dedo gordo de sus extremidades inferiores.
Todo el mundo se volvió loco, e incluso los periodistas más avispados pensaron que estaban ante la noticia de su vida; de hecho, algún fotógrafo se tiró en plancha a los pies del ilustre visitante para obtener un inmejorable primer plano de sus gorditos aireados.
Sí, aireados, intencionadamente aireados, para que lo sepan, pues tales agujeros o cráteres no son "tomates", como se ha difundido torticeramente, sino ventiladores de gran alivio para los cansados, sensibles y viajeros pies del pobre líder bancario.
Cada cual puede andar por la vida como quiera. Fijaos en Paris Hilton, que se retoca las tetas y nadie se rasga las vestiduras ni se le tiran los fotógrafos a los pies, aunque ya quisieran tirarle algo...
[Foto: Associated Press]
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¿De qué te ríes?
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