Somos mal pensados y los periodistas, carroñeros prestos a sacar punta, incluso a los calcetines del presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz.
Ocurrió en su reciente estancia en Turquía, donde visitó una mezquita, en cuya entrada tuvo que descalzarse, cosa que no tendría que hacer si se hubiese conformado con acercarse a algún garito y tomarse un delicioso té turco. Pero el señor Wolfowitz es de ideas fijas y pensó que si viajaba a Constantinopla no podía regresar sin pisar suelo sagrado. De modo que llegó a la mezquita y se descalzó. Y se desató el guirigay: los calcetines del también ex secretario de Defensa norteamericano tenían sendas aberturas en cada dedo gordo de sus extremidades inferiores.
Todo el mundo se volvió loco, e incluso los periodistas más avispados pensaron que estaban ante la noticia de su vida; de hecho, algún fotógrafo se tiró en plancha a los pies del ilustre visitante para obtener un inmejorable primer plano de sus gorditos aireados.
Sí, aireados, intencionadamente aireados, para que lo sepan, pues tales agujeros o cráteres no son "tomates", como se ha difundido torticeramente, sino ventiladores de gran alivio para los cansados, sensibles y viajeros pies del pobre líder bancario.
Cada cual puede andar por la vida como quiera. Fijaos en Paris Hilton, que se retoca las tetas y nadie se rasga las vestiduras ni se le tiran los fotógrafos a los pies, aunque ya quisieran tirarle algo...
[Foto: Associated Press]
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¿De qué te ríes?
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