sábado, 30 de junio de 2007

A solas con los mamuts

No conseguí verle la cara ni una sola vez en todo el tiempo, casi dos horas, que la tuve a tan sólo tres metros de mí. Era una niña, aunque no lo pareciese.
Tendría unos dos años y estaba con sus padres y un matrimonio amigo, pero como si estuviese sola; quizá estuviese mejor sola. Los cuatro adultos comían y hablaban, divertidos y ajenos, tan alto que los demás nos enterábamos incluso de lo que no debíamos. La niña, en medio, ni se movía; sólo miraba. Miraba, embobada, una película, Ice Age, el somnífero con que la adormecían para que ellos pudiesen contarse sus insustanciales chismes sin las constantes interrupciones infantiles. Ni siquiera el minideuvedé se escuchaba apenas, programado para que su sonido no interfiriese la indecente perorata de los mayores.
Era una niña adulta: no hablaba, no reía, no lloraba, no se quejaba, no chillaba, no tocaba, no estaba. No estaba con ellos, sino con los mamuts de la película, interactuaba silenciosamente con ellos, en su edad de hielo de un tiempo y un momento que no le correspondían. El mundo, el tiempo y el momento de aquellos dos años olvidados ante una pantalla de colores pertenecían a unos dibujos animados sobre los que se había colgado la responsabilidad de padres de una niña que quizá mañana será una ciudadana cuyos hijos vuelvan a la edad de hielo de la que nunca salió su progenitora.
Mientras esto ocurría pensaba en la orquestada polémica sobre Educación para la Ciudadanía y en la suerte que tienen esos niños de mamutlandia que tendrán la oportunidad de aprender en el colegio los códigos de convivencia, con las personas, no con los mamuts, que sus padres no saben aplicarles.

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5 comentarios:

Desesperada dijo...

Cada vez que veo escenas como esa me pasa como a ti, siento compasión por esos niños.

Guillermo Pardo dijo...

Es que resulta difícil sustraerse a esas situaciones y no pensar en cómo se sentiría uno si le ocurriese lo mismo. Debería exigirse carné para ser padres. Saludos.

Fran Invernoz dijo...

Buscamos la comodidad, en una sociedad en que el esfuerzo parece que desprestigia. A pasarlo bien, sin pensar en las consecuencias. Hace falta paternidad y maternidad responsable para garantizar un futuro digno.

Eifonso Lagares dijo...

Por desgracia es una situación que se está dando con mucha facilidad, padres que no hacen ni caso a sus hijos y otra que me produce rabia, el abuso de los abuelos, se da mucho en estos días: parejas que ambos trabajan + hijos que han acabado su colegio = nietos a casa de los abuelos.Tener hijos para .....
Un saludo

Guillermo Pardo dijo...

Martín: Los padres ya no educan con ciertos valores, que parecen perdidos, sino con la televisión, por comodidad, como bien dices.
Eifonso: ¡Y menos mal que hay abuelos para cuidar de los nietos! A este paso llegará el día en que ni los abuelos tengan nietos que cuidar. Saludos.