La pasta es la pasta, y quienes hacen negocio a cuenta de gestionarla no se andan con miramientos a la hora de hincarle el diente, lleve turbante, sea oscura como el nubio o se fragüe en maitines, flagelo incluido. La pasta es la más democrática de las necesidades de que se ha dotado la humanidad.
Será por eso que bancos y cajas de ahorros se han puesto a cocinar para hacerse con una porción, con permiso de las remesadoras, de los jugosos miles de millones de euros que los inmigrantes envían a sus países. En el 2006 fueron casi 7.000 millones, cerca de un 30% más que el año anterior y casi ocho veces más que en 1999, cuando las remesas oficialmente reconocidas no superaron los 910 millones.
¿Cómo se reparte esa golosa tarta en forma de giros al extranjero? Según Caja Madrid, el 60% de los envíos son gestionados por las remesadoras, mientras que el 40% restante se lo reparten bancos y cajas, que para competir con aquéllas buscan alianzas que les permitan rebañar parte del jugo (Caja España y Santander trabajan con Western Union y Latinoenvíos, respectivamente) o bien operan con marcas propias como Dinero Express y Mundo Crédit, caso de BBVA y Banco Popular.
La Confederación Española de Cajas de Ahorros creó, en el 2004, la plataforma Bravo (formada por 31 cajas y el Banco de Valencia) para llevar el dinero de los inmigrantes al 90% del territorio hispanoamericano y parte del africano.
Las mayores cuotas de mercado las tienen, de momento, las remesadoras. El 27% está dominado por Foreign Exchange Company (Fexco), agente en España de Western Union, compañía que también opera en España en colaboración con Correos y Caja España, entre otras entidades. La empresa española Change Center, afiliada a la multinacional MoneyGram, se come el 9% de la tarta, muy lejos del 4% que el ránking de Remesas.org otorga a Money Exchange, firma de capital español.
Pero bancos y cajas son muy cucos y poderosos y están dispuestos a poner toda la confitura en el horno para hacer el mejor pastel, de ahí que ofrezcan sus mejores dulces a los inmigrantes en forma de créditos, seguros, bolsas de trabajo o servicios inmobiliarios para endulzarles la boca, ganarse su confianza y, de paso, tramitar los envíos de sus ahorros.
La merienda por los migraeuros está en plena degustación y seguirá en aumento, pues aunque el número de extranjeros no experimente un alza considerable en los próximos años -que lo hará dado que España quiere y necesita ganar población para hacerse fuerte en Europa y mejorar sus cifras macroeconómicas-, lo cierto es que se asientan poco a poco y se afianzan en el mercado laboral, lo que, en consonancia aunque no exclusivamente, permitirá que aflore dinero proveniente de la economía sumergida.
De hecho, oficiosamente se estima que los giros incontrolados suponen al menos la mitad del declarado al Banco de España, que es, recordémoslo a mentes muñidoras de discursos patrioteros, dinero libre de sospechas.
¿Y quién estará ahí para gestionarlo con dulce sonrisa?
2 comentarios:
Muy buena entrada. Son estos comentarios que te los engulles como un pastel, haciendo referencia al propio post. Algo que me llamó la atención, empezando de atrás para adelante, es la necesidad de aumento de población, con la llegada de inmigrantes, para que España tenga mayor peso en la Unión Europea. Esta misma idea me la planteó, hace poco más de un año, un ex concejal del PP en un municipio asturiano. Este señor me comentó que esa idea la tienen tanto el PSOE como el PP. Un saludo, amigo, has tocado un tema interesante y lo has trabajado de forma estupenda. Un saludo, compañero.
A mayor número de habitantes, mayor poder de decisión en los órganos comunitarios, Martín. España quiere estar en igualdad de condiciones que los países demográficamente poderosos, como Alemania y Francia. Saludos.
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