El caso de la activista saharaui Aminetu Haidar se ha convertido en un engorroso asunto para la diplomacia española, incapaz de resolver con eficiencia una de las consecuencias de su ambigua política sobre el Sáhara, ese territorio que abandonó a su suerte para no molestar al vecino marroquí.
La señora Haidar lleva ya dieciséis días en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, donde permanece recluida tras negársele la entrada a El Aaiún, capital de su país, y España aceptase acogerla al haberle retenido Marruecos el pasaporte después de que ella pusiera en la ficha policial que su nacionalidad es saharaui. El Gobierno español le ha ofrecido acogida como refugiada, la nacionalidad española o que vuelva a pedir otro pasaporte al país que la expulsó de su tierra. Ella se niega porque aceptar la condición de refugiada supondría poder viajar a cualquier país, menos al suyo, y pedir otro pasaporte a Marruecos implicaría cometer un delito por posesión de dos pasaportes marroquíes, cuyo Gobierno tendría además una excusa para detenerla por intentar regresar el Sáhara. Ella quiere volver, pero con el documento que le retuvo Marruecos.
"Mi sitio está en el Sáhara", afirma esta mujer conocida como la Gandhi saharaui, que está dispuesta a dejar a sus hijos sin madre, pero con dignidad. Y tiene razón. ¿Por qué va a tener que aceptar una nacionalidad que no es la suya, sino voluntariamente? ¿Por qué va a tener que renunciar a su identidad y, con ello, a años de lucha por el reconocimiento soberano de su territorio? ¿Por qué va a tener que seguir el juego a los gobiernos de países que no han respetado su compromisos?
Comprendo que la señora Haidar prefiera morir por dignidad y con dignidad antes que someterse a intereses políticos que no son los suyos ni los de su pueblo. Lo comprendo, pero no lo deseo.
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3 comentarios:
Gracias-Shukran por dar visibilidad a la causa saharaui en MIGRAMUNDO.
Has resumido perfectamente la situación en la que se encuentra Aminetu Haidar y la lección de dignidad que nos está ofreciendo. Solo espero que encuentre una salida que le evite sufrir daños irreversibles.
Un abrazo solidario.
Llegados a este punto los vendedores de humo tratan de desdibujar algo que por poco habitual, puede parecer caprichoso... y que no es más que dignidad.
Un abrazo
Hola Guillermo, acabo de escribir sobre el tema y hay muchas cosas que no entiendo. Las soluciones que le da el gobierno español son irrisorias (una casa en España? ella ya tiene su casa en el Sahara; pasaporte español? qué alegremente se concede la nacionalidad española a alguien cuando se trata de sacarse un problema de encima, no?).
Creo que Haidar lo que está defendiendo es su identidad, y en este momento es un símbolo para el Sahara, es la reencarnación de un pueblo que lucha por lo mismo, por mantener su identidad, tan vapuleada por Marruecos y España.
Un saludo
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