En un madroño aniñaban
un mochuelo e una arpía,
tan singular parella facían
que en Madriz otra non había.
Galán discreto era él,
paxaro sin par artero,
donxoán diz malas lenguas,
mas ruïn que puñetero.
De alcurnia dama era ella,
ambiciosa cual polluelo,
mas por afán traicionero
çamparse quería al mochuelo.
Díganme se non es desdicha
que con aqüesta fazaña
cómo desde un madroño
se podrá gobernar España.
4 comentarios:
Tienes golpes geniales. Si lo que dicen estos versos hubiera que traducirlo a prosa (análisis), el autor podría ser acusado de "ve tu a saber el qué".
Un abrazo.
Genial!!!
anda, danos píldoras de este tipo más a menudo.
K,
Marta
Cuando se pone usted juglar, don Guillermo, se me saltan las lágrimas de la risa.
Y me digo yo ¿qué hace el carabina de pepiño en medio de la feliz pareja.
biquiños,
Hay que tratar de ver el lado divertido de las cosas, ¿no os parece? Gracias por vuestras visitas y comentarios. Abrazos.
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