No veo más que personas aceleradas y preocupadas porque todavía no han comprado los regalos de Navidad.
Tengo la impresión de que más que regalar, lo que quieren es no faltar a un compromiso con los demás, no defraudar expectativas y quedar bien. En consecuencia, el regalo es lo de menos. Y si eso es así, ¿por qué esa preocupación?
La presión ambiental nos atenaza. Vayamos donde vayamos hay una valla publicitaria, un altavoz, un supermercado, unos grandes almacenes, un villancico, un comprador compulsivo o no cargado de bolsas, un alumbrado navideño que nos recuerda que supuestamente tenemos un compromiso comercial con los demás. Es cierto, tenemos un compromiso con los demás, pero no comercial, sino personal, afectivo, vital. Y no es supuesto, sino real, aunque no queramos verlo ni reconocerlo.
Estoy de acuerdo con que las Navidades sean fechas de consumo, pero de consumo de afectos e implicaciones, de tiempo para compartir en solitario o en compañía, de despilfarro de generosidad, de desmesurado gasto en amor sin descuentos ni rebajas, de inflación en ternura y de sobredosis de confianza en que una mirada amable, un beso, un saludo, un abrazo, un apretón de manos, una caricia, una sonrisa, una palabra dulce, una palmada cómplice, un empujón cariñoso o un guiño de párpados son el mejor regalo navideño. Especialmente para quien lo necesita. ¿Y quién no?
Por eso, pese a la presión ambiental, regalémonos.
6 comentarios:
Llevo varios días encerrado en casa, ya no sólo por el gripazo que me pillé sino también por escapar de "la estampa navideña"..
Me tocará salir antes de reyes, pero los regalos que hago son pocos y con ganas, así que incluso disfruto comprándolos..
Un saludo
¡¡¡ Lo has "bordao" !!!
¡a veces somos tan patéticos! que si nos paráramos un momento a mirarnos en un espejo nos quedaríamos totalmente descorazonados por la imagen.
biquiños navideños, porque sí.
Guillermo, visita
madrepatria.blogspot.com
Un abrazo.
Hoy vengo a MIGRAMUNDO sólo para desear a su infatigable editor y a quienes os paseáis por aquí que paséis unos días moderadamente felices ;-)
Un abrazote... solidario.
Palabras tan lúcidas y cristalinas como una lluvia de primavera, Guillermo.
Ante tanta presión ambiental, regálemonos un soplo de aire fresco. saludos.
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