Hace tiempo que en algunos aspectos, en especial en los que atañen a la protección de las personas, la ficción ha superado ampliamente a la realidad. Pero todavía no ha tocado techo.
Las noticias nos dicen que la explotación humana es una constante, como el respirar, vamos. Nosotros, los que vivimos del lado guay de la verja, lo presentimos, pero no lo vemos ni lo percibimos. No podemos hacer justicia.
Las últimas noticias nos cuentan que en Italia ha cobrado vida el espagueti wenstern, pero sin Sergio Leone. En Italia la muerte tiene un precio, pero muchas veces no alcanza siquiera un puñado de euros. Las patrullas ciudadanas que se dedican a la caza del negro inmigrante (al blanco, de momento, lo tratan con más ternura) disparan sin avisar, como al senegalés que le segaron las piernas a perdigonazos con una escopeta recortada mientras hablaba tranquilamente con varios compañeros de miseria.
"Defendemos nuestra ciudad y nuestras casas. Vamos a la caza de africanos: si quieren trabajar, que se queden; pero si no hay trabajo, se tienen que ir". Es el argumento de los pistoleros, con quienes el cherif, por cierto, hace la vista gorda. Si quieren trabajar, que se queden, dicen. Lo que no dicen es que los "contratan" en las plazas de los pueblos según su aspecto. Un "capataz" supervisa a los grupos de esclavos, se decanta por los aparentemente más fuertes y se los lleva al tajo, de sol a sol. Los más afortunados pueden cobrar unos 20 eurazos por 15 horas de curro. El cherif lo sabe, pero hace la vista gorda.
Prefiero las películas de Sergio Leone. Siempre hay un justiciero que pone a los cabrones en su sitio.
2 comentarios:
El post me ha recordado al trato que, hemos visto en el cine, recibían los negros en Estados Unidos. Aquello derivó, tras muchos años de humillaciones, en una respuesta violenta por parte de grupos como los panteras negras. saludos.
En efecto, Santi. Además, creo que en esta clase de asuntos hay gente a la que le interesa que el río baje revuelto. Disfrutan bañándose en el fango. Saludos.
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