martes, 22 de junio de 2010

Palabras, en esencia y ausencia

Ahora que abundan las frases huecas, la prostitución del lenguaje, el metacrilato en su contenido [el de las palabras] estaría bien que en cada barrio hubiese una tienda de palabras, dice Marta Navarro en Entre nómadas.
Pues sí, e incluso que hubiese mercados de palabras en todos los barrios de todas la ciudades para que todos pudiésemos intercambiar palabras y miradas, que sería lo mismo que intercambiarse nuevos saludos, fomentar el diálogo, activar las emociones, rendir culto a la oralidad en detrimento de la mudez pasiva y la visión teledirigida, rememorar y renovar semánticamente la aventura de vivir, ahora que vivimos atenazados por el despido, acobardados ante el temor de mañana y amedrentados ante la incertidumbre del futuro más próximo.
La idea de Marta no sólo es buena en esencia, sino también en ausencia. Porque es en la ausencia donde comienzan a fraguarse las ideas y se vislumbra el porvenir. Las palabras no sólo nos permiten interpretar el mundo, sino moldearlo, perfeccionarlo y, finalmente, cambiarlo.
La palabra es el arma de los revolucionarios.

2 comentarios:

Yassin Swehat dijo...

Uno de los primeros pasos para hacerse con el poder es apoderarse del lenguaje, distorsionarlo, manipularlo, difuminarlo...

entrenomadas dijo...

Guillermo, en las reuniones de mi barrio hay un chico gambiano que siempre deja anotada una palabra en un papel. De ahí surge la idea. Andraka dice algo parecido en un artículo muy bonito que no sé encontrar.

Yo compraría muchas palabras, muchas.

Gracias por las tuyas.

K,


Marta