¿Genialidad o superchería?

El último número de la revista Quimera es falso de principio a fin, tal y como admite su autor, el escritor y crítico Vicente Luis Mora.
Este hombre dice haber empleado años de labor y siete meses de un ímprobo trabajo redaccional en el que ha falseado todo, desde los títulos de los libros hasta las críticas, pasando por la suplantación de los columnistas de la revista, con el propósito de escribir un ensayo sobre la falsificación literaria partiendo desde la falsificación misma. Él lo cuenta en su blog.
No he leído el resultado de ese "experimento", pero quienes supuestamente lo han hecho lo califican de "genial", a juzgar por la mayoría de los comentarios escritos en el blog del señor Mora, aunque creo entender que el epíteto se refiere más a la idea que al producto.
Dado que no he leído el número en cuestión, no tengo argumentos para opinar sobre él, pero sí me apetece hacerlo sobre la idea. Y lo primero que se me viene a la cabeza es que muy mal tienen que ir las cosas en el mundo editorial y literario como para llegar al extremo de engañar al lector con el propósito último, supongo, de atraer su atención. Trasladado el asunto a otro ámbito literario, ¿por qué otro motivo si no iba un periódico a falsear todas sus noticias, inventarse los contextos y firmar con seudónimos?
Claro que en este caso se justifica la acción en aras de la creatividad literaria, con lo que se afirma que en literatura vale todo, incluso romper el compromiso ético con el lector al no advertirle de que se encuentra ante un engaño por el que ha tenido que pagar cinco eurazos. ¿Devolverá Quimera el dinero a los lectores que se sientan estafados?
Lo más chocante del asunto es que el "experimento" demuestra, según palabras atribuidas al señor Mora, que aún existe un "umbral de credibilidad" en este mundo en el que cada día "luchamos con la mentira como parte inherente de lo digital".
Gracias a ese "experimento", añado, podemos tener la seguridad de que ese umbral es ya un poquito más reducido.