No importan los adjetivos, sólo la ideología

Forges vuelve a estar genial en su viñeta de hoy en El País, que utilizo para este post.
Mediante un hábil juego de palabras sugiere la existencia de movimientos ideológicos paralelos en Estados Unidos y España, con la diferencia de que los de aquí exteriorizan su ideario de forma... más abrupta.
Esta es sólo una posible interpretación de la supuesta intencionalidad que indujo al dibujante a establecer semejante paralelismo, que probablemente no la tenga y él se haya partido de risa mientras hacía su trabajo, sin otro propósito. Pero soy de los que piensan que nada en Forges es casual ni, desde luego, banal.
El Tea Party es una forma elegante, decadente e inocente de denominar a uno de los movimientos sociopolíticos mundiales más peligrosos. Es a la vez la guarida y la carroña que cobija y alimenta el lobo de la intolerancia y el puño de hierro como formas de gobierno, la nodriza que extiende como un virus la misma mortal ponzoña que destruyó la sociedad de la Nostromo, aquella nave de cine que simboliza la salvación objetiva del hombre y que dio cobijo a un extraño pasajero tan resistente y destructivo que acabó por imponer su inhumana forma de vida.
El "Te Parto" es lo mismo, pero menos elegante, menos decadente y menos inocente que su homónimo forgiano. Es, en definitiva, más hispano, y probablemente todavía menos letal. Provoca y agita, abuchea y manipula, desorganiza y quema, destruye y aterroriza, pero no gobierna ni tiene el poder para hacerlo. Es visible y controlable. El Tea Party es lo mismo, pero incontrolable. Tiene poder económico, político y social. Tiene senadores y congresistas. Es un movimiento organizado.
Lo que comienza en Estados Unidos acaba extendiéndose. Especialmente cuando el caldo que le sirve de cultivo se llama crisis. No importa el adjetivo.