Los poderes fácticos estadounidenses han logrado lo que querían, y debe ser muy importante para ellos cuando han empeñado tantos millones de dólares en su cruzada.
Porque las recientes elecciones legislativas celebradas en ese país son eso, una cruzada: contra los malos que quieren dejar de guerrear y destinar esos fondos a cosas tan perniciosas para la humanidad como la educación y la sanidad, y contra el negro que ha aposentado su sucio culo en la Gran Silla del Gran Hombre Blanco, el auténtico ser humano.
Y como toda buena cruzada, ha contado con el más sólido de los apoyos: el Gran Capital, que ha utilizado sus enormes recursos financieros y mediáticos para convencer a la voluble soldadesca de que sólo con su (irreflexivo) voto -la más temible de las armas cuando la amartillan mentes alienadas- se refuerzan y glorifican los muros de la patria.
Los cruzados, esos hombres y mujeres buenos y temerosos de su dios, están ahora más cerca de su irrenunciable objetivo: recuperar lo que es suyo por derecho divino, la Gran Silla, para redimir al mundo de sus pecados y, de paso, continuar la escalada de miedo planetario hasta que la tierra exude isótopos radiactivos, en cuyo núcleo radica el auténtico maná adorado por los profetas de las únicas verdades de este viejo e insensible mundo: neoliberalismo y ultraconservadurismo.
Los racimos explosivos volverán a llevar el mensaje de la paz blanca a los descarriados, los arcángeles de Blackwater custodiarán de nuevo el pan nuestro de cada día, los exégetas de Wall Street, el FMI y el Banco Mundial remultiplicarán el milagro de los panes y los peces, el ángel vengador purificará manuales impuros y hasta la magdalena impondrá su credo allí donde sólo deberían gobernar los instintos naturales.
El ser humano es el más amnésico de los animales.
Sobre todo en las urnas.
3 comentarios:
Efectivamente, o 7º de cabalería cabalga de novo
Por algo la especie humana es la más destructiva del Planeta.
Patética pataleta, en tu derecho, por supuesto.
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