El escritor Arturo Pérez-Reverte puso a caer de un burro al político y ex ministro Miguel Ángel Moratinos, de quien dijo que es un mierda, porque lloró en su despedida del cargo.
¿Se atreverá a decir lo mismo el escritor Arturo Pérez-Reverte del también escritor Mario Vargas Llosa, que lloró durante la ceremonia en que le entregaron el Nobel?
4 comentarios:
Lo dudo, pues V.L. no es del PSOE.
Con este escritor chulo y macarra tengos sentimientos encontrados. Por una parte una parte, a veces, en sus artículos dice verdades como puños. Pero por otra me produce rechazo y desprecio haica sus insultos y falta de educación.
Un escritor, un intelectual, una académico de la Lengua, tiene derecho como todos a que en un momento dado se le caliente la boca fruto de la indignación y del cabreo, pero no puede andar sistemáticamente insultando a todos cada vez que hace una crítica, como tantos insultadores profesionales en este mediocre circo mediático imperante.
Nada que ver por supuesto con Vargas Llosa: él expone sus ideas y hace sus críticas pero tratando de no insultar. Ayer por cierto, en su discurso estuvo muy acertado cuando dijo que la religión y los nacionalismos son los responsables y culpables de la mayoría de los males que nos ha pasado en la historia.
Reverte es bastante irreverente. Yo defiendo el llanto cuando y como uno quiera, aunque como diría Reverte "a algunos les joda". ¡Que les den!.
Hace unos meses (no sé si ya fue el año pasado) estuve en la presentación del último libro de Lola Beccaria, ferrolana, por cierto. La mujer se emocionó mucho hablándonos del libro y de su historia personal, la que le llevó a escribirlo. Tanto se emocionó que lloró en varios momentos de su charla. No se cansaba de pedir disculpas. A mí ma parece que pedir disculpas por emocionarse es triste, supongo que es lo correcto sí, pero es que emocionarse es una bendición.
¿Cómo se emocionará Arturito o es que es tan reprimido y correcto que no llora nunca? ¿O es pura envidia?
biquiños,
Transcribo lo que dice la Real Academia Española en la cuarta acepción de llorar, de la que dicho escritor es miembro:
4. tr. Sentir vivamente algo. Llorar una desgracia, la muerte de un amigo, las culpas, los pecados.
Me parece que este hombre de letras, acomodado por el éxito mediático, es un envidioso.
Publicar un comentario