miércoles, 23 de febrero de 2011

Conviene no olvidar

El 23 de febrero de 1981, el entonces teniente coronel Antonio Tejero Molina asaltó
y secuestró
el Congreso de los Diputados como parte de una trama golpista

Para que la vida no se convierta en una larga noche de insomnio,
los vastos jardines amanezcan sin aurora
y podamos vivir con la certeza de que nos queda la palabra,
conviene recordar que sin memoria no hay futuro.

3 comentarios:

Francisco O. Campillo dijo...

Firmo y suscribo. Por cierto, de los tres, dos son de los mi cabecera.
Un abrazo solidario.

Im-Pulso dijo...

No conviene olvidar, pero se trata de no olvidar los hechos ciertos...
Las versiones edulcoradas del 23-F convendría olvidarlas, pues las hay para todos los gustos y abundan las "tranquilizadoras".
Lo cierto --que es poco-- es que si el golpe fracaso fue "gracias" a que los franquistas estaban descoordinados y fueron extremadamente torpes, tanto que los altos mandos militares siguieron fieles al rey y este, nadie sabe porqué --salvo él-- desoyó las recomendaciones de Armada y compañía.
La izquierda fue prácticamente un cero a la izquierda... Suena chocante, pero es así: La izquierda fue un una cifra a la izquierda.
¡NADIE SALIÓ A LA CALLE!
El PSOE, que ya había iniciado su largo y mal disimulado viaje hacia el centro de no se sabe dónde --ahora ya completado con "éxito"-- incluso había participado en encuentros en los que se especuló con formar un gobierno de concentración presidido por Armada.
En paralelo, el "glorioso pueblo español", como casi siempre, destacó por estar ausente en las horas decisorias, quizá a la espera de que le sacaran las castañas del fuego, que es a lo que acostumbra a hacer desde hace siglos, máxime tras más de treinta años de franquismo enajenador y "acojonador".
Es más, a un alto porcentaje de "subditos" les daba igual --¡les sigue dando igual!-- quien gobierne...
No soy monárquico, ¡para nada!, pero ¡suerte! que en el 23-F Juan Carlos I desconfió de Armada y demás franquistas, porque de lo contrario la sociedad española actual sería todavía más distinta y cutre de lo que ya es si la comparamos con las del resto del Occidente europeo.
Saludos.

Guillermo Pardo dijo...

Fran: Apuesto a que uno de ellos es Blas de Otero. Saludos.

Félix: Las versiones edulcoradas, rodeadas a veces de un halo de romanticismo decimonónico, sólo las creen los ingenuos y quienes añoran un pasado de unción al yugo. Precisamente con el propósito de combartirlas es por lo que hice este breve post. La inclusión del archivo visual de RTVE, un recurso contra la incredulidad y el negacionismo, va en esa línea.
Unha aperta.