jueves, 17 de febrero de 2011

Cosas que Internet nos hace más difíciles

Mi compañera Susana Basterrechea le hizo una entrevista a Santiago Pemán en la que éste señala una manera muy peculiar, a la antigua usanza podríamos decir, de saber si hace buen tiempo sin mirar al cielo:

[...] Estás durmiendo, sientes pasar un avión a reacción y dices: "Pues buen tiempo". ¿Por qué? Porque el aire frío cae y el cálido sube, y cuando se oye el avión es que hay aire frío y deja muy poquita estela. Eso es señal de buen tiempo. Si dejan el cielo todo escrito, es que en dos o tres días el tiempo cambia. [...] Son cosas que hoy en día Internet no te dice.

Conocimientos aparte, y a Pemán le sobran, es cierto que en Internet hay cosas básicas, de enseñanzas elementales, que no se cuentan de esa manera o que, creo que en general, se nos escapan. Sobre todo cosas del día a día, sencillas, de andar por casa con la naturalidad con que nos movíamos sin necesidad de tecnologías tan avanzadas.
Me llama la atención, sin embargo, la coletilla de la respuesta de Pemán, en la que intuyo una crítica velada a lo que Internet tiene de distracción. No cabe duda de que la Red es un instrumento de gran utilidad, pero también un gran instrumento ruidoso y opaco que nos impide escucharnos y ver el bosque.
Con Internet nos pasa un poco como a las gallinas: nos pasamos el tiempo digital picoteando aquí y allá, de post en post, de blog en blog, de periódico en periódico, de revista en revista, sin apenas detenernos ni concentrarnos en algo que nos permita pensar, razonar, observar, analizar, valorar. Internet nos ayuda, pero también nos distrae, nos aleja de la reflexión y del pensamiento creativo, nos acerca peligrosamente al alienamiento y a la uniformidad de pensamiento.
Si aceptamos como válido el aforismo de McLuhan según el cual "el medio es el mensaje", Internet responde cada vez con más claridad a esa idea, de tal manera que lo que deberíamos emplear como instrumento permitimos o facilitamos que sea utilizado para que se nos instrumentalice. Conviene no olvidar que cada vez que navegamos por la Red y facilitamos datos propios dejamos un rastro informativo que los buscadores utilizan para remitirnos "su" información, adaptada a nuestros gustos y preferencias. El medio se transforma, pues, en mensaje. ¿Con qué propósito nos los envían? ¿Cuántos de esos multimensajes nos interesan realmente? Y, sobre todo, ¿a quiénes le interesan?
Como dice Pemán, hay cosas que Internet no te dice. Muchas, añado, podemos aprenderlas mediante la observación de lo que nos rodea, como por ejemplo saber si hace buen tiempo con solo escuchar el sonido de un avión a reacción. Pero la distracción a la que nos somete Internet no nos lo pone fácil.

3 comentarios:

Mariam dijo...

Muy interesante lo del avión y el tiempo. Tomo nota.

Runaway dijo...

Me gusta leer. Libros que he comprado o he cogido prestados de las bibliotecas públicas. Hace una semanas me hice con un e.reader para leer libros electrónicos. Tras varios meses pensando cuál elegir entre los que hay en el mercado quedaron dos finalistas: Sony reader touch 6" y el bq Avant.

Al final elegí éste último porque por un precio más barato venía con 1100 libros cargados de dominio público, la mayoría clásicos de la literatura inglesa y española, además de conexión vía wifi para consultar la Wiki, diccionarios online, alguna búsqueda en Google o leer algunas noticias en los periódicos, que el Sony no trae.

Al final no lo utilizo porque cuando leo me gusta que nada me distraiga. Internet cada vez tiene más cosas que te distraigan y ya todos los portales, medios y blogs tienen su acceso directos a Twiter, Facebook, Eskup, Tuenti...o aplicaciones para tontás y superficialidades.

Julio Torres dijo...

Absolutamente de acordo con Pemán e contigo. Onte, lin a entrevista e quedeime exactamente co que ti recolles.

É unha mágoa que as cousas sencillas pero moi prácticas para a vida diaria non sexan máis difundidas.


En canto ó dos datos, nunca entendín a facilidade con que, xa non en internet, senón en calquera enquisa ou o que sexa, che piden o DNI como mero formalismo. Tiña pendiente escribir sobre o tema en A Lareira Máxica, pero aproveitando este artigo teu xa me sale a colacións.

Non podo estar máis dacordo co que expós. Toda a razón do mundo, amigo.

Un saludo desde Sanxenxo