Todos presumimos de tener buenas ideas, pero pocas veces nos paramos a pensar de dónde surgen, cómo se forman, qué mecanismos intervienen en su desarrollo o qué estimula su concepción.
Su puesta en práctica, sin embargo, nos genera dudas que muchas veces son más fuertes que las propias ideas, que acaban siendo desechadas porque no acabamos de verlas plasmadas en hechos concretos. Es frecuente caer en el error de que sería una equivocación ponerlas en práctica, y ese suele ser, a menudo, el primer error.
Las empresas, por pequeñas que sean, deberían tener un laboratorio de ideas y destinar personal para trabajar en ellas, del mismo modo que los ingenieros estudian, analizan y prueban prototipos de futuros ingenios. La investigación de ideas y su puesta en práctica podría, e incluso debería, ser una profesión reconocida como tal. Ingenieros de ideas.
Steven Johnson es uno de esos ingenieros. En este vídeo da su punto de vista acerca de dónde vienen las buenas ideas.
Vía: Desde Alfa Centauro
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