miércoles, 8 de agosto de 2007

¿Somos todos "ilegales"?

Cada vez resulta más irritante el uso inapropiado de la palabra contra los demás, entre otros motivos porque no la admitimos contra nosotros.
Aceptamos, y difundimos, que a alguien se le llame “ilegal”, “clandestino” o “irregular” sin reparar en consecuencias ni percibir la negatividad y la estigmatización que conllevan esos términos, cuyo uso es apropiado para la actividad humana, pero no para las personas. Las personas no son “ilegales”, “clandestinas” o “irregulares”, pero pueden ser sujetos de acciones y actividades merecedoras de tales calificativos. Y hay una diferencia importante: ni a las cosas ni a las actividades se les puede despojar de identidad; a las personas, sí. Llamar “ilegal” a alguien es, aparte de inapropiado, inmoral y criminal.
Como dice el profesor Gabriel Bello, catedrático de Ética en la Universidad de La Laguna, la cuestión se complica más porque “los ilegales _en referencia a los inmigrantes_ no han hecho nada ilegal. Se les ilegaliza sólo por lo que son, por ser emigrantes, un derecho fundamental y reconocido”. Por ello, concluye, ilegalizar a alguien por poner en práctica un derecho es inmoral.
Cuando habla de derechos se refiere, entre otros, al recogido en el artículo 6 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todo ser humano tiene, en todas partes, derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica”, o al artículo 13.1 del mismo texto: “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”.
Si a mí, adonde quiera que vaya, no se me reconoce ninguno de estos derechos, entonces también soy “ilegal”, ¿no? ¿Y tú, eres “ilegal”? ¿Somos todos potencialmente “ilegales”?
La propia Constitución Española de 1978 recoge el derecho (artículo 10) a la dignidad de la persona, a los derechos inviolables que le son inherentes y al libre desarrollo de la personalidad. ¿Qué personalidad se le reconoce a alguien a quien se llama “ilegal”?
Poniéndonos en la tesitura lingüísticamente inmoral, ¿puede haber alguien más ilegal que los terroristas? Sin embargo, no sólo se les reconocen sus identidades, sino también sus derechos. Al menos en España. Que se sepa.

La profecía autocumplida y la interculturalidad
Nosotros y ellos. Ética informativa e inmigración
Por sugerencia de Viguetana: "Sobre verdad y mentira..."
__________________________________________________
Da que pensar...
------------------
El lenguaje es totalitario porque siempre sintetiza una relación de fuerza. Sami Naïr
__________________________________________________

9 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo. Se debería decir que una persona es inmigrante o no tiene papeles legales en el país, pero no ponerle el latiguillo de "ilegal"

Viguetana dijo...

Sí, señor.
Y en cuanto a lo del lenguaje, te recomiendo encarecidamente la lectura del texto de Friedrich Nietzsche: Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (una disertación sobre la (in)capacidad del lenguaje por atrapar la realidad, entre otras cosas.)
:-)
Ah, está colgado en Internet.

Guillermo Pardo dijo...

Por ahí deberían ir las cosas, Fernando. Gracias.
Gracias a ti también por la recomendación, Viguetana. Por su interés, la he unido al post. Saludos.

Viguetana dijo...

Ah, ¡qué bien!
:-)
Vale la pena imprimirlo y leerlo con calma.

Desesperada dijo...

pues prefiero ser ilegal o ilícita que una capulla, qué quieres que te diga.

Guillermo Pardo dijo...

No digas nada, está bien así. Saludos.

Fran Invernoz dijo...

las palabras se las lleva el viento, dicen, je :), pero es cierto que se utilizan para manipular y tergiversar. Se llama americanos a los estadounidenses y yo, que he nacido en Buenos Aires siento que es una falta de respeto. Se habla de Latinoamérica, quizá por las incursiones napeolónicas hace dos siglos o por la influencia de los italianos, pero el término no es correcto. Habría que decir Hispanoamérica, o a lo sumo Iberoamérica si se tiene en cuenta a Brasil. El diccionario de uso del español actual 'Clave' de la editorial sm menciona el término España meriodional para hacer referencia a Centro y Sur América.

June Fernández dijo...

La verdad es que sólo he leído por encima la entrada porque tengo apenas un minuto para despedirme (esta vez de verdad, hasta como mínimo el 26) de vosotros. Este es un tema que me apasiona y preocupa. Hay un montón de información sobre uso no sexista del lenguaje pero todavía no he leído gran cosa sobre uso no xenófobo. Está claro que las personas no son ilegales.

Discutiendo en clase sobre esto (cuando todavía era estudiante, qué tiempos aquellos, jeje) consensuamos la siguiente fórmula como la más respetuosa: "personas inmigrantes en situación irregular". Pero claro, el periodismo exige economizar el lenguaje así que es complicado. Les he propuesto a SOS Racismo que piensen en dar alguna charla o editar alguna guía práctica sobre el tema dirigida a profesionales de la comunicación. Ojalá me hagan caso. Disfruta del verano.

Guillermo Pardo dijo...

Las palabras se las lleva el viento, como bien dices Martín, pero son son inocentes. Y tenemos muchos ejemplos de ello.
Yo suelo utilizar la misma fórmula que dices, June, pero bien es cierto que los titulares de los periódicos no permiten tal despliegue lingüístico. Sin embargo, eso no debiera ser excusa para tratar con respeto a las personas. Saludos para ambos y felices vacaciones para ti, June.