Viendo lo que ocurre en Inglaterra, conforta y se agradece que el 15-M se haya decantado por la fuerza de la palabra para hacerse visible, demostrando de ese modo que de la marginación o la desesperanza no se huye a lomos de la destrucción, sino con políticas constructivas.
Porque eso es el Movimiento 15-M: una forma de intentar cambiar la realidad y la percepción social de las cosas que no nos gustan mediante la crítica y el debate sereno, con propuestas realistas que hay que lograr trasladar al Parlamento. "Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro", diría Platón. Todo lo contrario de lo que buscan los saqueadores que atemorizan Inglaterra.
Curiosamente, uno y otro movimiento -permítaseme ser "generoso" con el desmán inglés- surgen cuanto más aprietan las tuercas los mercados, esos esclavistas cíclicos para cuyo exterminio habría que sembrar un matarratas eficaz. La diferencia entre uno y otro, sin embargo, está bien clara: el nuestro parece querer ejercer de antídoto o barricada intelectual contra las más perniciosas ideologías, quizá para curarse en salud de la severa advertencia de Polanyi: "Cuando el poder económico se impone al político, el fascismo acaba llamando a la puerta".
1 comentario:
Interesante. Espero que el movimiento 15-M encuentre los cauces políticos adecuados para canalizar sus demandas.
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