Pocas cosas hay tan hilarantes como los gags de los hermanos Marx, excepto las declaraciones de algunos políticos que, en su pretendido afán de no querer decir nada, dicen mucho de sí mismos como cómicos.
Uno de esos políticos es Esteban González Pons, que en la entrevista que le publicó El País el pasado domingo enreda y se enreda tanto y tan bien que yo votaría por él si, en lugar de aspirar a un ministerio, aspirase a ser guionista de los afamados hermanos.
He aquí un extracto de sus respuestas y sus equivalencias marxianas:
P. Se ha ido [Camps] cinco minutos antes de sentarse en un banquillo.
R. No, se marcha justo al abrirle el juicio oral. [...] (El nuevo guardaespaldas)
P. Hasta media docena de jueces han dicho que puede haber cometido un delito de cohecho.
R. No, hay una docena de jueces que consideran que hay razones para llegar a juicio, pero otra cosa sería emitir un prejuicio.
P. ¿Pagaba sus trajes, se los regalaban o se pagaban con dinero de la farmacia de su mujer?
R. Camps es inocente. El PP y yo creemos en su inocencia y en que la justicia solo puede declarar su inocencia. (¿Uno de los hombres más valientes de todos los tiempos?)
P. ¿Le regalaban los trajes?
R. Creo en su inocencia y en su palabra. La palabra de Camps vale para mí y para el PP. (¿Lo habrán vacunado con la aguja de un tocadiscos?)
P. Usted formó parte del Gobierno de Camps. ¿Por qué las consejerías adjudicaban contratos a dedo y con presuntas irregularidades a la trama Gürtel?
R. No adjudicaban con ninguna irregularidad, porque no ha sido detectada por ningún organismo de control de adjudicación. Adjudicaban contratos a estas empresas como a otra cualquiera que trabajara en la Comunidad. (¿La parte contratante de la primera parte?)
P. Según los autos judiciales sí hay indicios de irregularidades en esos contratos.
R. Yo no he visto ningún auto que diga que hay irregularidades en esos contratos. He visto informes de la policía o de Hacienda, pero autos judiciales no. [...] (¿Nos habremos equivocado de habitación?)
P. ¿Cómo se puede explicar que se acuse de colaboración con ETA a policías que han dedicado su vida a perseguir a ETA?
R. Es inexplicable, pero por lo visto ha sucedido. Por lo visto [...] (Tengo un buen empleo para usted, pero antes...)
P. ¿Para que haya colaboración con ETA no hay que demostrar que comparten objetivos de ETA?
R. Es una disquisición judicial en la que se ha entrado para hacerle un favor a Rubalcaba. Se puede colaborar con terroristas sin compartir sus fines. [...] (Y también dos huevos duros)
P. ¿Cómo se justifica la petición de responsabilidades políticas a Rubalcaba?
R. Rubalcaba era el ministro del Interior cuando, por lo visto [...]
P. Esa forma de entender la responsabilidad política debería hacer dimitir a los presidentes autonómicos con consejeros implicados en el caso Gürtel, o a Federico Trillo cuando era ministro de Defensa por la condena de sus subordinados por el caso Yakolev.
R. Trillo no es candidato a la presidencia del Gobierno y su asunto ya ha sido ventilado por el Tribunal Supremo [...] (Usted me recuerda a usted, excepto usted)
P. Concederá algún mérito al Gobierno por el hecho de que ETA esté en situación terminal.
R. Cuando veo quién gobierna San Sebastián y la Diputación de Gipuzkoa [Bildu], me pregunto por qué no se nos cae la cara de vergüenza cuando hablamos de situación terminal de ETA.
P. Esa fue una decisión del Constitucional, no del Gobierno.
R. Fue una decisión del Constitucional que critiqué, critico y criticaré. Ya que el Constitucional no es estrictamente un tribunal jurídico, aunque sus sentencias lo sean, sus miembros algún día tendrán que asumir responsabilidades políticas por legalizar Bildu. Y alguna vez los españoles preguntaremos a los magistrados que votaron a favor de legalizar Bildu qué razones últimas tuvieron. (¡Es la guerra! ¡Traed madera, traed madera!)
P. ¿Derogarán los matrimonios homosexuales?
R. Estamos pendientes de una sentencia del Constitucional.
Entrevista completa. A propósito, chapó para el periodista.
2 comentarios:
Declaraciones totalmente ridículas de un político en el que prima la obsesión de querer convencer con palabras huecas y frases sin sentido. Pareciera que este señor no ha ido a la escuela, ya que es evidente que no se necesita titulación para ser político y hacer declaraciones públicas en los medios de comunicación.
Acojonante. Demuestra una cerrilidad reconfortante...
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