"Gadafi -el dictador corrupto y payaso- no es una desgracia caída del cielo hace seis meses, sino el resultado de una colonización desastrosa y de un modelo de relaciones internacionales que no tiene más criterios ni más moral que el beneficio. Hasta hace dos años, a Gadafi, que ya era igual que ahora, se le rendían honores, se le cedía un trozo de soberanía para montar su jaima de beduino machista, se le aseguraban sus ingentes ahorros a sabiendas de que eran fruto del pillaje institucional, se le inscribían bienes en los registros y se le entregaban armas, tecnología y fabulosos contratos de compraventa de energía y obra civil. Y todo se hacía así porque Gadafi era el dueño del colmado libio. Pero llegaron las inciertas revueltas norteafricanas y, al intuir que Libia iba a cambiar de dueño, cambió Europa de camisa". [Texto completo]
Este artículo dice verdades sin caer en los tópicos tan habituales en los opinadores y tertulianos, excesivamente dados a los discursos seguidistas, obedientes y descafeinados que mandan los cánones de los que pagan cada vez menos y peor.
Es difícil decir tantas certezas en tan poco espacio con el rigor incontestable que proporciona el valor de agarrar el toro por los cuernos para, sin rodeos ni miramientos, llamar a las cosas por su nombre y denunciar la inmoralidad de una clase política vergonzosa y la desidia, la abulia y el sometimiento ideológico de la sociedad que la apoya.
Ahora es Libia como antes han sido Irak, Somalia, Vietnam, Afganistán o quizá mañana Siria. No importa. Nosotros a lo nuestro. Por cierto, ¿qué es lo nuestro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario