Un expresidente del Gobierno español ha dicho recientemente que el 15-M es un movimiento marginal y de extrema izquierda. ¡Ya le gustaría a la extrema izquierda!, digo yo.
Intencionada y perversamente, ese señor, de infausto recuerdo, ha hecho una lectura propia de un extremista sobre una iniciativa social espontánea que representa, precisamente, todo lo que él no ha defendido ni defiende y que, como hombre de corto alcance intelectual y amplio ego, es incapaz de respetar y valorar, quizá porque no puede controlarlo ni dirigirlo.
Si tuviese esa capacidad reconocería que el 15-M ha calado en la sociedad por muchos razonables motivos, entre los que se pueden señalar los siguientes:
- Recupera el concepto de justicia social en tiempos de grandes injusticias.
- Al contrario que los partidos, el 15-M ha sabido transmitir la idea de que los intereses de las personas y de la sociedad a la que pertenecen están por encima de ambiciones personales, corporativas y partidistas.
- La sociedad lo ha identificado como un movimiento independiente de sindicatos y partidos, mérito exclusivo de los impulsores del 15-M.
- Representa e impulsa inquietudes, demandas y necesidades colectivas, y rechaza abierta y públicamente las dudosas y escandalosas conductas de instituciones, organismos y corporaciones cuyos procedimientos causan daños sociales, políticos y económicos de ruinosas consecuencias.
- Responde al clamor general por una democracia de mayor calidad que no se someta al capricho del poderoso ni a la dictadura de los mercados.
- No es un movimiento violento y da cabida a toda clase de sensibilidades. Las convocatorias son libres y libre y personal es la participación en ellas.
- Tiene un objetivo claro: cambiar el orden de las cosas.
- En contra de las opiniones pesimistas y agoreras, ha sobrevivido a su primera gran manifestación pública: el 15 de mayo de 2011 (día de elecciones municipales), se ha prolongado en el tiempo y extendido por el mundo.
- Tampoco es un movimiento anarquista, sino autogestionado y capaz de crear tablas reivindicativas con planteamientos tácita y explícitamente respaldados por millones de personas a las que se les ha arruinado la vida y oscurecido el futuro.
Ver en el 15-M un movimiento marginal y extremista es estar ciego o no querer ver. Y a algunos se les paga muy bien por no querer ver.
2 comentarios:
Pues sí, Migra. Yo lo veo igual que tú...
A aquel infausto señor só lle faltou dicir de novo que os do 15-M ladran o seu rencor polas esquinas. Calumnia, por se algo queda.
E eu, unha vez máis, totalmente de acordo con vde.
Publicar un comentario