El horror de Afganistán e Irak, que empieza a diluirse en la actualidad amable de las sociedades opulentas, nos obliga a revisar con desgarrado realismo todo lo que se dijo y se dice sobre aquellas invasiones. Porque, detrás de cada disculpa o de cada explicación que nace del trío de las Azores y sus cómplices, hay una prueba _o una evidencia_ de que lo que estamos contemplando no fue error, sino un crimen de lesa humanidad.
Coincido plenamente con Xosé Luis Barreiro Rivas de que esas guerras no son errores, sino crímenes contra la humanidad, y como criminales deben ser juzgados sus responsables.
[Crónica de David Beriain desde Bagdad para La Voz de Galicia]
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