
No sé si viajo poco porque me encuentro bien donde estoy, porque le tengo respeto (no miedo) al avión o porque, simplemente, no me apetece.
Me gusta conocer mundo; sin embargo, preparar un viaje de cierta importancia me produce una pereza insoslayable que satisfago no haciendo lo que había previsto. ¿No es un gran placer no hacer nada por placer? De eso, creo, se alimenta mi pereza viajera.
Y tú, ¿cuánto mundo conoces?
2 comentarios:
No recuerdo quién dijo en una entrevista que con los viajes se aprende todo, o casi todo, diría yo. Lo más importante es que se aprende a comprender, algo más, al mundo, a otras culturas.
Aprender a comprender desde el conocimiento. Exacto, me parece la llave que impide que la xenofobia prenda en nosotros. Saludos, Martín.
Publicar un comentario