La vida de los jóvenes estudiantes Erasmus es sacrificada, qué duda cabe. Abandonan el cómodo hogar con unos cuantos libros en la mochila, mucha ilusión en la cabeza, poco pecunio en el bolsillo y más bien escasa experiencia en la cocina, cuestión ésta de gran trascendencia para el correcto funcionamiento de las neuronas. No es de extrañar, pues, que pidan ayuda a gritos.
Algunos recurren al condumio por la vía rápida, aunque no siempre sea aconsejable. Otros se decantan por una eficaz asistencia, en tanto que un tercer grupo opta por recurrentes soluciones al alcance incluso de la capacidad más dudosa. Cada cual conoce las suyas...
Me siento solidario con ellos: son el futuro sostén de mi pensión.
Me gustaría, por interés propio, que se desenvolviesen satisfactoriamente en el arte de preparar una sabrosa ensalada y que, quienes deseen dar un paso más, cuenten con la mejor formación de profesionales de reconocidas aptitudes.
Confío en haber sido útil. De nada, y ¡a mandar!.
4 comentarios:
Vaya que si eres de ayuda. A ti... ¿cómo se te da eso de cocinar?
como en casa de mami, no se come en ningún sitio jjaja
De todos modos, hoy en día existen muchos platos ya preparados y alimentos que se calientan y están listos para comer. Todo lo hacen más facil pensando en los torpes de las cocinas. Un abrazo.
No es lo mismo... Ahora se valora la buena comida (aunque hace tres años que mi madre no me da de comer salvo en navidades, verano...). Lo de la cocina es un arte. Estoy empezando a comprobar que relaja.
Yo cocino desde hace mucho tiempo, Dan, y no se me da nada mal. Empecé con 14 o 15 años porque no quería que mis padres me dejasen comida hecha cuando yo no quería ir con ellos a la playa. Mi sentido de la independencia me lo impedía, de modo que empecé por los huevos fritos. Eso me vino muy bien para experiencias posteriores, hasta hoy, en que llevo años viviendo solo y rara vez como fuera de casa. Por otra parte, no sólo relaja, sino que también entretiene y es divertido. Prueba, tienes mucho que ganar. Saludos.
Es cierto que como en casa de mami, nada de nada, Fernando; pero tampoco es cuestión de seguir enganchados a su falda, ¿no? Las comidas preparadas están muy bien para quien no se crea capaz o con tiempo para otra cosa, pero si dispones de media hora para cocinar y otra media para comer, vale la pena hacerlo. Saludos.
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