De vez en cuando deberíamos recordar que somos mortales, tener presente que la vida da muchas vueltas y que nunca sabe uno en qué momento dejará de caminar en el sentido que lo hace para, a veces bruscamente, echar a andar en dirección opuesta sin mirar atrás. Para bien o para mal.
A modo de ejemplo lo explica perfectamente Antonio Rio Mavuba, apátrida nacido en el mar cuando sus padres huían de las atrocidades de la guerra en su Angola natal. Antonio -en la foto, el día de su presentación con el Villarreal- es afortunado. Tuvo la oportunidad de destacar en algo que lo ha sacado del anonimato, y probablemente de la indigencia, y supo aprovecharla.
Otros, como Alemayehu Bezabeh, no tienen menos aptitudes, pero parece que, de momento, sí tienen menos suerte.
1 comentario:
Es muy conmovedor que la gente a pesar de todo lo que tiene en contra, logre sus sueños. Un beso.
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